Por José García Sánchez
X: @Josangasa3
Los partidos políticos de oposición prácticamente se replegaron del ejercicio político para ver hacia adentro, ahora hasta los reflectores de los medios les estorban. Deben sanar las heridas que no fueron pocas y ver si no se les complican con una infección que los conduzca a la muerte.
Quien sin justificación alguna ocupa los mismos lugares que en tiempo de campaña y es buscada por medios poco serios es la candidata de la oposición que sabe obedecer órdenes y cumple con lo acordado con sus jefes. La sala Regional Especializada del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación dio respiración artificial a los golpistas, resolvió que el presidente vulneró la imparcialidad, neutralidad y equidad de la contienda en dos conferencias matutinas.
Los partidos que la apoyaron salieron de la jugada, pero la jugada sigue. El plan o era ganar las elecciones sino el poder a costa de lo que fuera. De ahí que la mujer siga trabajando horas extras aparentemente, debe ceñirse al contrato.
Los medios, viejos socios conservadores, no la abandonan, son parte del proyecto. La muestran viva, ni ha dejado de estar en las primeras planas, por si acaso se puede lograr el objetivo a pesar de la diferencia de votos.
Paralelamente las impugnaciones para descalificar la Presidencia de la República en favor de la candidata de Morena caminaron por el curso normal, como si la ex candidata de la derecha hubiera asistido a la ratificación de dicha impugnación, cosa que no hizo por la fragilidad de las acusaciones sin evidencia.
Sin embargo, fueron precisamente los señalamientos más frágiles los que ahora cobran fuerza para descalificar la elección, lo cual encuentra lógica a las apariciones continuas en los medios de la candidata de la alianza opositora.
Los partidos que la apoyaron ya se deslindaron de su efímera sociedad con ella, pero, aquí lo peligroso, ella no está ahí por ser nombrada por los partidos sino por fuerzas más allá de la legalidad electoral de México y de sus fronteras. Así, ella debe estar a cuadro cuantas veces sea necesario en los medios para que pueda suceder lo que en Bolivia o Perú. Ella cubre el perfil de una usurpadora tropical como Jeanine Áñez, o de Dina Boluarte, con inteligencia corta, manipulable, ignorante, ocurrente, poca escolaridad, sin nada que perder, etc.
Lo que ha detenido este golpe blando en México es la discusión pública y su difusión de la Reforma al Poder Judicial que se lleva a cabo en todos los rincones del país. Golpistas y sus escribanos defienden con sus vidas la inmovilidad de las prácticas judiciales, les inventan extemporaneidad, falta de sensibilidad, política, desacertada, lo cierto es que evita el golpe de Estado.
Las sesudas críticas de los añejos comentaristas muestran su intención golpista con sus ataques, como expresión de una frustración que exterminan la posibilidad de esta intentona en la que el Poder Judicial tendría un papel preponderante.
Los ministros y magistrados deben hacer frente común en los debates, mientras los jueces son usados como carne de cañón para que protesten en las puertas del Poder Legislativo para que puedan ser catados pro los medios como víctimas, a pesar de la urgente necesidad de la reforma cuya discusión ha sido aceptada hasta por los más reacios detractores.
El golpe de Estado camina por el sendero de la candidata de la oposición como vanguardia, como posible suplemente de Claudia Sheinbaum, los medios hacen su labor dando espacios tanto a los empresarios que cuestionan la honradez de los militares en la obra pública, —como sucedió con un “experto” de la Universidad Iberoamericana, quien acusa a las fuerzas armadas de corruptas en las construcción de la obra pública—y el Poder Judicial atiende su circo de tres pistas: realizar el golpe, como prioridad; atender los debates de la reforma y sabotear dicha reforma con gente, consignas y pancartas a lo largo del territorio, por eso pidieron un receso general de dos semanas y dejar de atender las responsabilidades que le son propias y por las que los mexicanos les pagamos su salario. Es decir, tenemos la obligación de mantenerlos pero no el derecho a elegirlos.
Ahora falta saber quién en realidad impulsó a la candidata como ideal protagonista de un golpe que todavía no muere, aunque esté herido de muerte, pero todavía se mueve.