La llegada de nuevas unidades al sistema Tuzobús ha sido presentada con bombo y platillo por el gobierno estatal como un avance en la modernización del transporte público en Pachuca. Sin embargo, esta buena noticia no puede ocultar el trasfondo incómodo: el Tuzobús sigue siendo, para miles de usuarios, un recordatorio diario del fracaso en la planeación y ejecución de un proyecto que prometía transformar la movilidad, pero que terminó convertido en símbolo de abandono y malas administraciones pasadas
Desde su inauguración en 2015, durante el sexenio del exgobernador Francisco Olvera, el Tuzobús fue vendido como la solución definitiva para el caótico transporte de la capital hidalguense. No obstante, los resultados distan mucho de aquella promesa: rutas mal diseñadas, unidades insuficientes, estaciones descuidadas, falta de mantenimiento, y una red de alimentadoras que, en muchos casos, simplemente no funcionan.
Lejos de acercar a los ciudadanos a un transporte más digno, el sistema ha empujado a muchos a buscar alternativas menos seguras o más costosas. Las quejas van desde la frecuencia irregular de las unidades hasta la limpieza deficiente y la saturación en horas pico. Es un viacrucis diario para quienes dependen del sistema.
EL RETO ACTUAL: REPARAR LO QUE OTROS QUEBRARON
No se puede hablar del estado actual del Tuzobús sin mencionar los cuestionamientos sobre su origen. El proyecto estuvo rodeado de sospechas por presuntas irregularidades en la asignación de contratos, sobrecostos y una estructura financiera que no priorizó al usuario, sino a los intereses particulares. El resultado: un sistema que nunca terminó de consolidarse y cuya operación, hasta hoy, deja mucho que desear.
La administración en turno enfrenta una tarea monumental: revertir años de abandono, improvisación y desconfianza ciudadana. Si bien la incorporación de nuevas unidades es un paso en la dirección correcta, no puede ser vista como una solución mágica. Mientras no se rediseñen las rutas, se refuercen las líneas alimentadoras y se garantice un servicio eficiente y humano, el Tuzobús seguirá siendo una pesada carga más que un motor de transformación.