A dos años de la reforma a la Ley del Seguro Social (LSS) que hace obligatoria la inscripción de las trabajadoras del hogar, el número de personas que acceden al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sigue siendo bajo.
De los aproximadamente 2.4 millones de trabajadoras del hogar en México, solo el 2.6% está afiliado al IMSS, según datos del organismo. Desde el inicio del programa piloto en 2019, la afiliación ha sido muy limitada, fluctuando entre 1.8% y 2.6%. A pesar de la reforma de 2022 que obliga a los empleadores a inscribir a sus trabajadoras, muchos siguen negándose a pagar las cuotas obrero-patronales.
Norma Palacios, secretaria general del Sindicato Nacional de Trabajadores del Hogar, comentó que la ley es “letra muerta” porque no tiene mecanismos efectivos para sancionar a los empleadores que incumplen. Además, las trabajadoras no cuentan con vías claras para denunciar a sus patrones y, si lo hacen, pueden ser despedidas.
ACCESO LIMITADO A LA SEGURIDAD
Las trabajadoras del hogar siguen sin acceder a los cinco seguros que ofrece la LSS, como el de enfermedad, maternidad, riesgos de trabajo y cesantía. La falta de consecuencias para los empleadores que no inscriben a sus trabajadoras impide que la obligatoriedad de la ley sea efectiva.
A finales de noviembre, solo 62,645 trabajadoras del hogar estaban inscritas en el IMSS. Además, persiste una brecha salarial, ya que las mujeres que trabajan en esta área ganan en promedio 348 pesos diarios, frente a los 420 pesos que reciben los hombres. La Ciudad de México y el Estado de México son las entidades con mayor número de afiliaciones.
Las trabajadoras del hogar enfrentan dificultades adicionales como la negativa de los empleadores a firmar contratos y cumplir con salarios justos y derechos laborales. La falta de campañas informativas sobre sus derechos por parte del IMSS y la STPS también agrava la situación.
