Sheinbaum propone en el G20 destinar 1% del gasto militar a reforestación histórica

En su primera participación en la Cumbre del G20, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, presentó una audaz propuesta para redirigir el 1% del gasto militar global hacia el que sería el programa de reforestación más ambicioso de la historia. 

Según explicó, esta iniciativa podría liberar anualmente 24 mil millones de dólares, multiplicando por 12 los recursos que actualmente destina México a proyectos similares.

“Dejemos de sembrar guerras; sembremos paz y vida”, enfatizó Sheinbaum en su intervención durante la Primera Sesión de Trabajo titulada “Lucha contra el Hambre y la Pobreza”

Su propuesta tiene como objetivo reforestar 15 millones de hectáreas —equivalentes a cuatro veces la superficie de Dinamarca— y emplear a seis millones de sembradores, al tiempo que se combate el cambio climático y se impulsa el desarrollo social.

SEMBRANDO VIDA COMO EJEMPLO INTERNACIONAL DE ÉXITO

La presidenta citó el programa mexicano Sembrando Vida como ejemplo de éxito, señalando que este ha beneficiado a 439 mil familias en México y a 40 mil más en Guatemala, Honduras y El Salvador. 

Con una inversión anual de 1,700 millones de dólares, dicho programa ha logrado reforestar un millón de hectáreas y sembrar más de 1,100 millones de árboles en los últimos seis años, capturando 30 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año.

En su discurso, Sheinbaum criticó el exorbitante gasto militar global, que supera los 2.4 billones de dólares, mientras 700 millones de personas viven en pobreza extrema. 

“Es absurdo que gastemos más en armas que en combatir el hambre o el cambio climático”, afirmó, haciendo un llamado a la fraternidad y a la construcción de paz.

También destacó los logros de México bajo el enfoque del Humanismo Mexicano y la Economía Moral, mencionando una significativa reducción de la pobreza, aumento histórico del salario mínimo y un crecimiento sostenido en inversión extranjera directa.

La propuesta de Sheinbaum resonó como una invitación a las grandes naciones a repensar prioridades globales, colocando el bienestar de las comunidades y la sustentabilidad por encima de los intereses bélicos. 

“No podemos ser incapaces de dar la mano a quien quedó atrás”, concluyó.