Secreto Palestino II, Las pruebas genéticas

 

 

 

 

Por Leopoldo Mendívil López *

Meta: @leopoldo.m.lopez

 

 

 

<<La genética nos demuestra finalmente: los palestinos son judíos>>

<<Y… ¿Netanyahu es en realidad ario?>>

<<Los genes revelan hoy lo que la historia oficial oculta>>

 

 

 

En la anterior entrega mostramos la parte histórica de esta controversial tesis que bien podría contribuir para la paz. Ahora vienen los genes.

 

Un resumen de la entrega anterior: el problema actual en Palestina se debe a que palestinos y judíos pelean por un mismo pedazo de tierra. Cada uno afirma que el territorio le pertenece debido a que sus antepasados llegaron antes que los del otro. Benjamín Netanyahu lo expresa así (en un tweet): «[Los antepasados de los palestinos] llegaron de la península arábiga a la Tierra de Israel miles de años después de los israelitas.» Lo contradice asi el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmoud Abbas: “ [Los Palestinos llegamos antes, y] estuvimos aquí desde hace 5.000 años. Nosotros somos los cananeos”.

 

En pocas palabras: Netanyahu afirma que los palestinos llegaron de Arabia en el 632 DC cuando, inspirados por Mahoma, los musulmanes iniciaron la “conquista islámica” desde la península arábiga hacia el mundo. Abbas dice “no”, y sostiene que los palestinos estuvieron siempre en el Canán –actual Israel-, o al menos desde tiempos prehistóricos, y que los palestinos son los verdaderos “cananeos” a los que la Biblia hebrea señala como “enemigos” de los judíos.

 

Hasta aquí se trata ya de varios enigmas. ¿Quién  tiene la razón y quién dice una falsedad? ¿Abbas o Netanyahu? ¿Los genes pueden hoy aportar la prueba y respuesta final? ¿Quiénes eran en realidad los “cananeos”? ¿Por qué de pronto “desaparecieron” de la historia y no se explica en ningún lugar a dónde se fueron? ¿Son acaso los fenicios / hoy libaneses /; o son los palestinos; o los judíos? ¿O los tres? ¿O ninguno?

 

En la columna anterior mostramos que es falsa la imagen que todos teníamos de la expulsión de los judíos del año 70 DC por parte del emperador romano Vespasiano –expulsión que dio origen a la “Diáspora” o dispersión de los hebreos por el mundo-: y que es falsa en el sentido de que se nos hizo creer que se había expulsado a “todos” los pobladores judíos, y que no había quedado un alma de ellos en el Canán.

 

La realidad hoy comprobada es que quedaron muchos judíos habitando el territorio a pesar de la orden de evacuación; y que la expulsión no fue total.

 

La prueba de esto es que durante los siglos siguientes continuó habiendo en la región constantes revueltas de judíos que pusieron de nervios al Imperio Romano: la de Bar Kokhba en el 132 dC, que obligó al emperador Adriano a cambiarle el nombre a la provincia de “Judea” y llamarla “Siria-Palestina” –en honor a los filisteos ubicados al sur, en la actual Franja de Gaza, pues eran de sangre griega, más agines y agradables para el prohelénico Adriano-; la revuelta de Petricius en el 352 dC, y la de Benjamín de Tiberias en el 620 DC.

 

Inclusive, en el 632 DC, cuando los islámicos llegaron desde Arabia para conquistar el Medio Oriente -la invasión a la que se refiere Netanyahu-, fueron los judíos seguidores de Benjamín de Tiberias quienes –por increíble que parezca y esto lo omite Netanyahu-, recibieron a los árabes de Mahoma con bombo y platillo, pues venían a “libertarlos” del Imperio Bizantino al que tanto odiaban.

 

Entonces: ¿quién tiene razón: Benjamín Netanyahu o Mahmoud Abbas? ¿Los actuales palestinos vinieron desde Arabia con los conquistadores inspirados por Mahoma?

 

LA RESPUESTA ESTÁ EN LOS GENES

Hoy más de 26 millones de personas en todo el mundo han acudido voluntariamente a hacerse tests genéticos en laboratorios de tipo DTC (Direct to Consumer) –según el informe de 2021 en JAMA, por Lynn B. Jorde y Michael J. Bamshad-. Nunca antes la humanidad contó con una herramienta tan extraordinaria, poderosa, útil y eficiente para buscar y encontrar la verdad sobre casi cualquier misterio histórico humano o conflicto político “irresoluble”.

 

En 2009 el equipo de Khaled K Abu-Amero y Ana M González publicó un estudio según el cual los genes predominantes en la península arábiga son J1-M267 (42%), J2- M172 (14%), E1-M2 (8%), R1-M17 (5%) y K2-M184 (5%) –por parte del cromosoma Y.

 

En 2016, Amy Non de la Universidad de Florida publicó otro en el que Arabia muestra más de 10.5% de presencia del haplogrupo mitocondrial J1b, del cual los actuales palestinos sólo tienen un 4%.

 

Otro estudio de Amy Non, de 2010, revela que una de las variantes predominantes en Arabia Saudita es la llamada “R0” mitocondrial, que prácticamente sólo existe en la península arábiga, donde es dominante –con una presencia de 40.7% entre los soqotri.

 

Estas variantes no existen entre los actuales palestinos –al menos no en volúmenes significativos.

 

Por si esto fuera poco: en 2018 la ISOGG (International Society of Genetic Genealogy) mapeó todas las derivaciones conocidas del genotipo “J1” del cromosoma Y –que es el haplogrupo típico de todas las poblaciones semiticas, junto con J2, que predominan en todo el Medio Oriente-. Según este mapa, y según Maciamo Hay de Eupedia en el 2021, en tiempos prehistóricos, una rama de esta veta o cepa semítica J1 topó con pared en Yemen –en el extremo sureste de la península arábiga-, y ahí tuvo una mutación en el año 1000 aC hoy conocida como “FGC12”, que se convirtió en la variante o cepa “típica” de los pobladores de Arabia Saudita; tanto así que, según Hay, la propia familia real saudi tiene una ramificación de esta cepa: la FCG2.

 

Lo importante de este análisis es que los actuales palestinos no tienen ni la cepa FCG12 ni la R0, que son tan definitorias de la península arábiga, y tampoco la variante mtDNA J1b típicamente arábiga.

 

Esto sólo puede significar una cosa:

Los palestinos actuales no son descendientes genéticos de los mahometanos que vinieron desde Arabia al Canán en el siglo VII.

 

Es decir: no vinieron de Arabia. O LO QUE ES LO MISMO: Benjamín Netanyahu probablemente dice una falsedad.

 

Antonio Arnaiz-Villena y Slama Hmida sostienen que las hordas de Mahoma que conquistaron el Medio Oriente en el siglo VII no lo hicieron por medio de traer millones de migrantes desde la península arábiga para invadir demográificamente a los países conquistados y sustituir a los pobladores autóctonos por invasores en masa; sino que la conquista fue básicamente con ideas: les cambiaron la religión y la cultura a los habitantes locales: la lengua y la identidad.

 

Los “islamizaron” –algo parecido a lo que ocurrió aquí en México cuando llegaron los españoles, que no exterminaron a la población prehispánica, sino que simplemente le cambiaron la religión, la lengua y la identidad, “hispanizándolos”.

 

Dicen Arnaiz y Hmida: “Con la expansión islámica a partir del siglo VII […] el alcance del intercambio genético árabe […] fue menor que la influencia religiosa/cultural. […] Los árabes levantinos están [genéticamente] distantes de los sauditas”.

 

Esto explica por qué los palestinos no tienen genes arábigos “islámicos” como el FGC12, el R0 y el mtDNA J1b, que son claves en esta propuesta/tesis –genes típicamente “arábigos” que al parecer nunca salieron de la península arábiga.

 

El Islam -según lo que demuestran los genes- se impuso al mundo no invadiendo poblacionalmente a las naciones conquistadas, sino «convirtiéndolas». Su expansión no fue genética, sino una idea.

 

Pero entonces: si los palestinos actuales –al menos en su mayoría- no vinieron de Arabia, ¿de dónde vinieron?

 

Tal vez tiene razón Mahmoud Abbas: siempre estuvieron ahí, en el Canán, y son los “cananitas” –al menos desde hace 5,000 años.

 

Pero, ¿a dónde se fueron los “cananitas” cuando los judíos los derrotaron en el 900 aC cuando el rey David formó el reino de Israel?, y ¿por qué esos «cananitas» de pronto desaparecieron para siempre de la historia en esa región que hoy es “Israel”?

 

Según el más importante e influyente arqueólogo de Israel, Israel Finkelstein: “los cananitas y los judíos son lo mismo”. Nunca desaparecieron. Sólo cambiaron de religión. Crearon el judaísmo y la fe en un solo Dios, y crearon una historia o mito en que los cananitas eran “otros”, para sobre esa leyenda edificar su identidad.

 

Pasaron quince siglos y para el año 634 DC, la historia se repitió: los judíos que quedaban en Palestina Prima a pesar de la Diáspora ordenada desfe el 70 DC por Vespasiano, en el 634 dieron la bienvenida a los conquistadores mahometanos cuando éstos derrotaron al Imperio Bizantino, y acabaron convirtiéndose al Islam –primero por convencimiento tras las bondades y magnanimidad del muy tolerante “Pacto de Umar” hacia los judíos por ser el “pueblo de Abraham” , y luego por la espada.

 

Almut Nebel, Marina Faerman y Ariella Oppenheim lo afirman en su investigación de 2001: “Nuestro reciente estudio de haplotipos de microsatélites de alta resolución demostró que una porción sustancial de los cromosomas “Y” de judíos (70%) y de árabes musulmanes palestinos (82%) pertenecían al mismo conjunto de cromosomas”.

 

Según Milka Levy-Rubin, y acorde con Michael Ehrlich en “La islamización de Tierra Santa” de 2022, los samaritanos [judíos y cristianos] se acabaron convirtiendo al Islam.

Nebel afirma en 2010: “El haplotipo 25 fue el más común (~ 14%) y, por lo tanto, se le llamó el haplotipo modal de los árabes israelíes y palestinos […] la mayoría, de los árabes musulmanes de este país [Israel] descendían de los habitantes locales, principalmente cristianos y judíos que se habían convertido [al Islam] después de la conquista islámica en el siglo séptimo. d.C. (Shaban 1971; Mc Graw Donner 1981). Estos habitantes locales, a su vez, eran descendientes de un núcleo poblacional que había vivido en la zona durante varios siglos, algunos incluso desde tiempos prehistóricos (Gil 1992)”. 

 

Así que los palestinos son –lo más probable- judíos que a partir del siglo VII olvidaron su pasado y se islamizaron, y hoy se llaman a sí mismos “palestinos”. Y los judíos que hoy regresan al Canán para recuperar su tierra histórica -“la Tierra Prometida”- están –sin saberlo- atacando a sus propios hermanos, y en cierta forma, a sí mismos.

 

Cuando ambas partes sepan esta verdad que está en sus genes, tal vez prefieran abrazase y compartir el territorio como pudieron hacerlo siguiendo la propuesta partición geográfica de la ONU de 1947, o la del “Estado Binacional” propuesto por Martin Buber –cuando grandes porciones del territorio estaban aún despobladas.

 

 

Post-Data: ¿Sabes que Benjamín Netanyahu podría ni siquiera ser judío genéticamente, sino siberiano-mongólico o ARIO? Su test genético lo hizo su hermano Iddo en 2016. Esto en la siguiente entrega. Más información en “Secreto Biblia” y “Secreto Vaticano” Grijalbo.

 

¿Sabes que los palestinos no tienen de los filisteos antiguos nada más que el nombre? El nombre “Filistea” o “Palestina” se lo puso a la región el emperador romano Adriano, para desvincular el territorio a la palabra «Judea»; pero los filisteos eran genéticamente arios R1b-M269, no semitas J1 como los actuales palestínos y judíos.

 

 

* Autor de Secreto Biblia, Secreto Vaticano y Secreto Pemex