¿Qué le conviene a los empresarios mexicanos?

Por Fadlala Akabani Hneide*

X: @FadlalaAkabani

 


 

Hemos llegado a 2024, año electoral y trascendente para el futuro de México. Por un lado, Morena y aliados, que bajo el liderazgo de López Obrador, han logrado la reconfiguración de la política pública de un Estado tan poderoso como el mexicano, un cambio en el régimen jurídico y nuevas reglas, algunas no escritas, para hacer una política austera y cercana al pueblo; es, sin duda alguna, el proyecto político y de nación que entusiasma a la ciudadanía en todo el país.

 

Del otro lado, tenemos una oposición desdibujada, contradictoria, desprestigiada y poco congruente que trata de luchar con el inherente absurdo de aliar a tres partidos de ideologías distintas (PRI, PAN y PRD) en un amasijo de siglas y logotipos que se trata de dar baños de ciudadanía e imparcialidad bajo diferentes membretes.

En cuanto a la visión económica de ambos proyectos, existen  diferencias, pues tanto el empresariado mexicano como internacional tienen claras las directrices de política económica del Poder Ejecutivo en la 4T. Asimismo, se cuenta con la experiencia positiva de saber que esta dirección ha creado estabilidad macroeconómica, apreciación inédita del peso mexicano con respecto al dólar de EU, ha atraído inversión extranjera directa, ha respetado a la autonomía de Banxico, y ha comenzado una reestructura en el SAT, que mejoró las percepciones del gobierno de México sin la necesidad de crear nuevos impuestos.

Por otro lado, y con base en la visión de su candidata Xóchitl Gálvez, respecto al ámbito laboral y económico, en el sureste mexicano no existe la cultura de laborar ocho horas diarias, vendiendo gelatinas se puede superar la línea de pobreza y constituir un patrimonio millonario; el mejor esquema de seguridad social es que cada trabajador asuma el pago de un seguro de gastos médicos superior a 75 mil pesos mensuales; y la estrategia para acabar con la extorsión del crimen organizado a la micro, pequeña y mediana empresa es regresar a la supuesta “mano dura” del calderonismo, que detonó niveles inusitados de violencia, así como la explosión de cárteles cada vez más poderosos y su subdivisión y especialización en células más pequeñas para la diversificar la actividad criminal.

A lo largo de los últimos cinco sexenios, tanto la cúpula del PAN, como el ala más neoliberal del PRI, aprovecharon su poder político para construir e inflar artificialmente relaciones con el sector empresarial nacional e internacional, no sólo para beneficiarse económica y políticamente de una red de negocios al cobijo del poder, sino que además aprovecharon para la construcción de una narrativa en la cual no puede haber crecimiento económico si mejoran las prestaciones laborales de la clase trabajadora y, por lo tanto, la clase empresarial se oponía a un liderazgo real, popular y nacionalista, como el de López Obrador.

De cara al futuro, resulta poco plausible que para el sector empresarial parezca atractiva, política y electoralmente una propuesta económica, vaga, con poco fundamento y que como única garantía ofrece la de repetir la vieja fórmula dogmática neoliberal que ya probó su ineficacia y natural colapso, cuando la 4T ofrece una propuesta concreta, probada exitosa en este primer sexenio de transformación, pero, además, con la capacidad de adaptación al cambio demostrada en la recuperación económica de la Ciudad de México tras la pandemia.

El proyecto económico de Claudia Sheinbaum busca la construcción de bienestar y reducción de pobreza a partir de la inversión (pública y privada) creciente y conjunta que sirva para potenciar las capacidades de innovación y resiliencia del empresariado nacional; en sintonía con la también creciente cartera de derechos de los trabajadores en México. Más plazas de trabajo formales que permiten acceder al incremento salarial pactado entre trabajadores, gobierno y sector privado, así como la reconquista del 100% del sueldo al momento de pensionarse, y la consecuente expansión del mercado interno que se ve estimulado por mayores ingresos de la clase trabajadora.

Para el micro, pequeño, mediano y gran empresariado viene una etapa de apoyo en favor de la expansión de la actividad económico-industrial con base en el desarrollo de tecnología y patentes científicas e intelectuales ante retos cruciales para el futuro y viabilidad de México, como la crisis hídrica, el cambio climático y la transición a energías limpias; con el impulso e ingenio de estudiantes, obreros, científicos, emprendedores mexicanos, dispuestos a trabajar con el gobierno de México para hacer del aporte intelectual de nuestro capital humano, el valor agregado que diferencie a México en la producción global.

 

 


 

*Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México

 

 

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