Investigadores de la Universidad de Rutgers, en Estados Unidos, que estudian la COVID-19 han creado una nueva forma de administrar moléculas de ADN en las células de la piel, utilizando una técnica de succión similar a la antigua práctica curativa de las ventosas, según publican en la revista Science Advances.
Basándose en los resultados, la empresa biofarmacéutica GeneOne Life Science, financiadora del estudio, ha concedido la licencia de la tecnología para realizar ensayos clínicos en humanos de una vacuna contra la COVID. Un ensayo clínico en humanos ha pasado a la Fase II gracias al alto nivel de seguridad e inmunogenicidad de la tecnología.
“Esta técnica basada en la succión se lleva a cabo aplicando una presión negativa moderada sobre la piel tras la inyección de ácido nucleico de forma totalmente no invasiva –explica el autor principal del estudio, Hao Lin, profesor del Departamento de Ingeniería Mecánica y Aeroespacial de Rutgers-New Brunswick–.
Este método permite una plataforma fácil de usar, rentable y altamente escalable para aplicaciones tanto de laboratorio como clínicas para terapias y vacunas basadas en ácidos nucleicos.
Las ventosas son una práctica tradicional en la que se colocan tazas calientes sobre la piel para crear una presión negativa, aumentando la circulación sanguínea en la zona en un esfuerzo por promover la curación.
Al momento, se desconoce cuándo podían comenzar a aplicar este tipo de vacuna y cuál sería apta para ello.
Con información de RT y Sputnik.