Obispo Rangel optará por no denunciar a quienes lo atacaron

Pidió comprensión y respeto a su decisión, al igual agradeció a las autoridades y a su abogado por su apoyo

 

 

El obispo emérito de la diócesis de Chilpancingo-Chilapa, Salvador Rangel Mendoza, expresó que, ejerciendo sus derechos constitucionales, optará por no presentar denuncias contra aquellos que le han causado daño.

 

En un gesto de perdón, ha decidido liberar de responsabilidad a todos aquellos que le han herido, atribuyendo estos actos a la desinformación.

 

Esta declaración se produce tras el anuncio de su desaparición en Cuernavaca, Morelos, el pasado 27 de abril, y su posterior hallazgo dos días después en el hospital general José G. Parres de la misma localidad.

 

Así mismo, solicitó a los medios de comunicación comprensión y respeto hacia su decisión, la cual considera esencial para su seguridad y bienestar físico y moral, según se difundió en un comunicado emitido ayer por la mañana.

 

Me dirijo a ustedes, fieles seguidores, para compartir mi resolución:

 

Tras un periodo de oración y profunda reflexión, y habiendo consultado con mis allegados, tanto clérigos como laicos, he decidido perdonar a quienes me han lastimado. Esta decisión está influenciada por mi actual estado de vida, salud y edad, que no son los más favorables. Inspirado en los principios evangélicos de Jesucristo, quien perdonó a sus traidores y verdugos, extiendo mi perdón a todos aquellos que me han causado sufrimiento.

 

Mi gratitud hacia las autoridades civiles y eclesiásticas que han intervenido en mi caso es inmensa, y hago una mención especial a Luis Gasca, mi abogado.

 

Agradezco también a todos los que se han solidarizado conmigo, y de manera particular a quienes han orado por mi recuperación, concluyó el comunicado.

 

El director del Centro Minerva Bello, el sacerdote José Filiberto Velázquez Florencio, quien previamente había colaborado con Rangel Mendoza en acuerdos de paz con grupos criminales, respetó la postura del obispo, señalando que su perdón a los líderes de estos grupos es coherente con su rol de servidor de la Iglesia y del pueblo.