Por Fadlala Akabani Hneide*
X: @FadlalaAkabani
Como lo ha señalado el Presidente de México, en el país vivimos una profunda transformación, la Cuarta Transformación de la vida pública. A lo largo de este sexenio (2018-2024) fuimos testigos del primer Gabinete Legal del Gobierno de México con paridad de género; en 2018 se logró la conformación de las legislaturas más paritarias de la historia en la Cámara de Diputados, con una proporción de 50.8% de hombres y 49.2% de mujeres, y en 2021 se conquistó el principio de paridad de género efectivo, es decir, desde el nombramiento de las candidaturas. Asimismo, hoy vivimos un proceso electoral presidencial en el que participan, por primera vez en la historia, más mujeres que hombres, dos candidatas mujeres y un candidato varón.
Esos profundos cambios están no solamente sustentados en la voluntad política de la 4T, coexisten con fenómenos cuyo impulso es el de las propias mujeres en los más diversos ámbitos de la sociedad mexicana. Como corresponde a este espacio editorial, realizaremos un recuento del statu quo que la participación de la mujer representa en la economía, no sólo estadísticamente, sino también desde la dimensión que adquiere esta contribución en las esferas sociales y familiares.
De acuerdo con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (Inegi, 2024) hasta el cuarto trimestre de 2023 la población económicamente activa fue de 61 millones, un aumento de 898 mil personas con respecto a los 60.1 millones registrados al mismo periodo de 2022. En un año fueron más las mujeres que se incorporaron a la población económicamente activa (PEA), pues, de esos 898 mil nuevos trabajadores, 516 mil fueron mujeres, el 57.46% del total, y la PEA femenina pasó de 24 millones 384 mil trabajadoras en 2022 a 24 millones 900 mil mujeres económicamente activas.
En términos proporcionales, 47 de cada 100 mujeres en edad para trabajar se encuentran laborando, y juntas representan a cuatro de cada 10 trabajadores en México, con el 41.46% de la PEA total, 100.8 millones de mexicanas y mexicanos. Esta tendencia alcista, en que cada vez más mujeres se integran a la actividad económica se ha venido consolidando con el tiempo, pues en el ya lejano 2008, la fuerza laboral femenina oscilaba en torno al 36.9 por ciento.
La numeralia del Inegi nos permite constatar la solidez del avance femenino en el mercado laboral mexicano, e incluso realizar inferencias cualitativas a partir de los sectores en que mayoritariamente se desarrolla la actividad femenil, así como a partir del número de horas trabajadas. Con relación al primer criterio, podemos establecer que las mujeres ocupan puestos de trabajo mayoritariamente en los sectores del comercio y la industria manufacturera, sin embargo, también han sido determinantes para la expansión de los servicios privados no financieros, sector en el que ya ocupan más de la mitad de los empleos con el 54.3%.
Con relación al segundo criterio, podemos apreciar que en base al número de horas trabajadas, pues el porcentaje de las mujeres laboran entre 35 y 48 horas semanales es del 45.8%, con un crecimiento de 206 mil nuevas trabajadoras, lo que nos indica que, pese a integrarse a la vida económica, la mujer mexicana no renuncia a su plenitud como madre ni a las responsabilidades que implica la vida familiar, por el contrario, las mujeres trabajadoras aportan económicamente a hogares en los que la responsabilidad del quehacer doméstico sigue recayendo mayoritariamente en ellas, la famosa doble jornada laboral.
*Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México