Muere abuelita abandonada en la CAPU: pasó 20 años esperando a sus hijos

La mañana del jueves 24 de julio, el personal de la Central de Autobuses de Puebla (CAPU) encontró sin vida a María de Jesús Mundo, una mujer de 79 años que pasó los últimos veinte años esperando a sus hijos, tras ser abandonada en ese lugar. Su muerte ocurrió en el área de espera, donde permanecía a diario con la esperanza de reencontrarse con su familia.

Contrario a lo que se creía, María de Jesús no llevaba cinco años en la CAPU, sino veinte. Así lo declaró ella misma en una entrevista concedida en julio del año pasado a NMás Puebla. Desde entonces, dormía en la central, padeciendo enfermedades y resistiendo a las condiciones del abandono.

Sufría de una pierna enferma, uno de sus pies estaba constantemente hinchado y tenía problemas urinarios que la obligaban a usar pañales para adulto. Estas afecciones físicas deterioraron no solo su salud, sino también su estado emocional, lo cual la mantenía en un constante mal humor y en aparente depresión.

El caso de María de Jesús se volvió viral en redes sociales, movilizando a ciudadanos poblanos y organizaciones que buscaban ayudarla con comida, atención médica y albergue. Sin embargo, la abuelita rechazaba la mayoría de las ayudas. Pedía respeto a su privacidad y, en sus propias palabras, no deseaba aparecer en medios ni en redes sociales.

SIN SIGNOS VITALES, SIN COMPAÑÍA 

La mañana de su fallecimiento, su inusual quietud alertó a los trabajadores de la CAPU. Técnicos en atención médica prehospitalaria acudieron al lugar, pero ya era demasiado tarde: María de Jesús había muerto. Personal de seguridad acordonó el área para evitar que curiosos se acercaran.

Más tarde, elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) y del Servicio Médico Forense (Semefo) realizaron el levantamiento del cuerpo y lo trasladaron al laboratorio forense, donde se le practicará la necropsia de ley.

La muerte de María de Jesús Mundo deja una profunda reflexión sobre el abandono de los adultos mayores y la indiferencia social. Su espera terminó en el mismo lugar donde pasaron los últimos años de su vida, sin la presencia de aquellos a quienes esperó con esperanza, hasta el último día.