Maestros huyen y los niños se quedan sin clases en la Sierra de Choix

Hay pleito, dice Gabriela, una niña de 9 años que no ha vuelto a ver a su maestra desde hace días. En su escuela, como en muchas otras de la sierra de Choix, la educación se detuvo. La violencia manda.

El miedo se ha instalado en lo más alto de Sinaloa. En la sierra de Choix, los maestros han dejado de acudir a sus escuelas por temor a los constantes enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. La zona está prácticamente sitiada por la violencia.

Gabriela, quien está por pasar a cuarto grado en la escuela rural Carlos A. Carrillo, vive en El Nacimiento, una comunidad perdida entre las montañas. Desde el 12 de mayo su salón permanece vacío. La maestra no volvió.

No hay clases porque hay pleito, dice con inocencia. Pero detrás de esas palabras hay una realidad brutal: la guerra entre narcos ha rebasado los límites, y los niños son las víctimas invisibles.

INFORTUNA EN LA SIERRA

En El Nacimiento no hay internet, apenas una débil señal de celular. Las clases virtuales son imposibles. Sin un maestro frente al grupo, el aprendizaje simplemente se detiene. Y con él, el futuro de decenas de niños.

Somos como 40 en la escuela. En mi salón, 12, cuenta Gabriela. La primaria opera desde 1971, pero hoy su historia es de abandono.

La violencia en la sierra de Choix no es nueva, pero se ha recrudecido. Desde septiembre de 2024, Sinaloa vive una escalada sangrienta de enfrentamientos, asesinatos y desapariciones. En abril, un maestro en Los Cedros tuvo que ser rescatado por elementos armados: quedó atrapado entre balas, en medio de la nada.

A pesar de que en El Nacimiento no se han registrado balaceras ni presencia armada directa, el miedo es suficiente para mantener alejados a los maestros. Nadie quiere arriesgar la vida por dar clases.

La Secretaría de Educación Pública ha confirmado la situación. Pero mientras las autoridades emiten comunicados, los niños siguen esperando. Y Gabriela, mochila en mano, solo repite lo que escucha en casa.