Los Ángeles en caos por manifestaciones de mexicanos contra Trump

Desde el 6 de junio, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) llevó a cabo redadas en distintos puntos de Los Ángeles, arrestando al menos a 44 personas, entre ellas líderes sindicales, empleados y migrantes citados a trámites regulares.

Las detenciones incluyeron arrestos en el sótano del edificio federal Edward R. Roybal, donde muchos pasaron la noche en condiciones precarias, con acceso limitado a comida, agua y espacios dignos.

Los Ángeles se volvió un caos

Estas redadas impactaron comunidades identificadas como ‘ciudades santuario’, que restringen la colaboración con ICE. En Boyle Heights y el centro de la ciudad, cerca de 6 mil personas se congregaron para expresar su rechazo, bloqueando calles y la autopista 101. La tensión escaló cuando la policía local empleó gas lacrimógeno, balas de goma y granadas aturdidoras para contener a los manifestantes, lo que incluso resultó en heridos como David Huerta, líder del sindicato SEIU. 

En respuesta a los desórdenes, el presidente Donald Trump firmó un memorándum para desplegar a 2.000 miembros de la Guardia Nacional en Los Ángeles, justificando que era necesario para enfrentar la ‘anarquía’ creada por las manifestaciones. Esta acción fue criticada por el gobernador Gavin Newsom y la alcaldesa Karen Bass, quienes la calificaron como una ‘provocación política’ y una medida que agrava la tensión.

Afectados por las manifestaciones

Grupos defensores de los derechos humanos y activistas califican los operativos de ‘crueles e innecesarios’, advirtiendo sobre el miedo generado en las comunidades inmigrantes. El cónsul mexicano en Los Ángeles informó que al menos once mexicanos fueron detenidos y se ofrecieron servicios consulares a su población afectados.

Las redadas reflejan una intensificación de la llamada ‘Operación Safeguard’, parte de una estrategia nacional que busca aumentar las deportaciones, especialmente en ciudades santuario. El conflicto entre autoridades locales y federales continúa, y las protestas siguen programadas mientras crece el rechazo social y político.