La temporada de lluvias ha sido un remedio para la Laguna de Zumpango que, tras meses de sequía, muestra signos de vida con más de la mitad de su capacidad de almacenamiento restaurada.
Este cambio no solo beneficia la biodiversidad local, sino que también marca el renacimiento de la actividad económica en la región, con una capacidad de 100 millones de metros cúbicos, la Laguna de Zumpango es vital para el Valle de México.
La reciente intensidad pluvial ha duplicado su nivel de agua, prometiendo un futuro más verde y próspero, para las comunidades cercanas.
A pesar de las advertencias, los ejidatarios de Teoloyucan y Zumpango sembraron maíz y frijol en tierras antes áridas. Hoy, esos mismos cultivos yacen sumergidos, testimonio del poder de la naturaleza y la necesidad de respetar sus ciclos.
Las lanchas, antes inmóviles en tierra seca, ahora flotan en aguas renovadas. Los comercios locales, revitalizados por el regreso de los visitantes, anticipan un aumento en las ventas, especialmente durante los fines de semana.
El lirio acuático, una vez un invasor, ahora florece nuevamente, impulsado por las aguas mezcladas de lluvia y residuales. Este fenómeno resalta la complejidad del manejo ecológico de la laguna.
Los visitantes regresan, atraídos por la belleza natural y la promesa de un ecosistema en recuperación. La fauna, especialmente las aves, vuelve a anidar, marcando un nuevo capítulo para la Laguna de Zumpango.