Por Fadlala Akabani*
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En nuestro país existen 23.2 millones de personas que se autoidentifican como indígenas, es decir, 19.4% de la población total de tres años y más; y según el Inegi, hay 7 millones 364 mil hablantes de una de las 68 lenguas indígenas reconocidas en México, destacando por porcentaje de hablantes, náhuatl (22.4%), maya (10.5%) y tseltal (8.0%). Por cada 100 personas de tres años y más que hablan alguna lengua indígena, 12 no hablan español.
Sería necio menospreciar el papel que en el desarrollo de la cultura mexicana tiene el peso histórico de las civilizaciones prehispánicas que florecieron a lo largo del país; su fuerte influencia en la variante dialectal que hablamos distingue al español mexicano con palabras tan únicas, que las hacen muy complejas de ser pronunciadas como Popocatépetl. Asimismo, la raíz indígena de México se expresa en la vida cotidiana con la riqueza de nuestra gastronomía, la cocina tradicional mexicana, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Pese a la diversidad, riqueza cultural y fuerza espiritual de los pueblos indígenas mexicanos, debemos reconocer, que desde la Colonia existen profundos prejuicios raciales hacia la población indígena, que acompañados de clasismo, le han negado históricamente oportunidades a este sector de la población. Buenos ejemplos en la educación, las personas hablantes de una lengua indígena de 15 años en adelante tienen en promedio menos años de escolaridad, 6.2 grados, que los no hablantes, 10 grados, y que la población en general, 9.7 grados. De manera similar ocurre con los índices de analfabetismo, que son significativamente más altos entre la población mayor de 15 años hablante de una lengua indígena (20.9%), que entre la población no hablante de una lengua indígena en el mismo rango de edad (3.6%). Esta falta de oportunidades en educación se traduce en el precario acceso a la actividad económica, especialmente en mujeres hablantes de una lengua indígena, 42.8% se declararon como activas económicamente respecto de las no hablantes, 49.5 por ciento. En población total, 60.5% de la población hablante de una lengua indígena es económicamente activa, mientras que la Población Económicamente Activa no hablante de lengua indígena fue de 62.1%, de acuerdo con el Inegi.
Consciente de este rezago histórico, el gobierno de México encabezado por el presidente López Obrador ha asumido un compromiso para la reivindicación de este sector.
En 2019, trajo a la mesa la discusión el sentido histórico de ofrecer disculpas, al demandar las mismas al jefe del Estado español por el saqueo y los abusos cometidos durante la Conquista y el periodo colonial. Poniendo el ejemplo de quien en verdad cree en el valor y la fuerza de la disculpa, en 2021, López Obrador le ofreció disculpas al pueblo yaqui (Sonora) por los abusos e injusticias que calificó como “guerra de exterminio” perpetrados en su contra durante el Porfiriato. Ese mismo año, e igualmente a nombre del Estado mexicano, el Presidente ofreció disculpas a los pueblos mayas (Yucatán, Campeche y Quintana Roo) por los agravios y terribles abusos cometidos en su contra desde la Conquista. Más allá del carácter simbólico de estos actos, la 4T ha concretado proyectos concretos para resarcir el daño, que en el caso del pueblo yaqui comprende la restitución de 20 mil hectáreas, la creación de la Universidad Yaqui, la construcción del acueducto yaqui y programas de mejoramiento urbano y de vivienda.
Al pueblo Tarahumara, alejado por las condiciones geográficas de la Sierra Madre Occidental en Chihuahua, se le ha beneficiado con la duplicación del programa Sembrando Vida que pasó de 25 mil hectáreas a 50 mil para generar el doble número de empleos, 20 mil. De igual manera, se han acercado jornadas de atención médica y medicamentos gratuitos, así como la mejora de las aulas multigrado en la región.
El programa Caminos Rurales atiende cabeceras municipales que no contaban con un camino pavimentado; tan sólo en Oaxaca fueron detectados 300 municipios indígenas (de 570) en esta situación. El gobierno de México proporciona los recursos económicos y materiales, así como asistencia técnica; el municipio y la comunidad son responsables, tanto de la administración de los recursos como de la ejecución de la obra. La meta es que a lo largo del sexenio ninguna cabecera municipal del país se quede sin camino pavimentado, creando 200 mil empleos permanentes que permiten arraigar a hombres y mujeres con su comunidad. Con 4 mil 165 kilómetros de 415 caminos en 10 estados se habrá beneficiado a más de dos millones de habitantes de municipios con alta marginación.
Con la 4T no sólo se ha incorporado el orgullo y la reivindicación simbólica de los pueblos indígenas y afromexicanos —cuya existencia no era reconocida por el Estado mexicano previamente—, también se ha avanzado en la mejora de condiciones materiales de esta población; actualmente, cada hogar indígena o afromexicano recibe en promedio tres programas del Bienestar que benefician a cinco millones 617 mil personas en los mil 103 municipios con presencia indígena y afromexicana.
*Secretario de Desarrollo Económico de la Ciudad de México