La marcha del atentado

Por José García Sánchez

X: @Josangasa3

 


La marcha de la derecha del 18 de febrero tiene diferentes objetivos, uno oficial que es al defensa de la democracia, su democracia; el apoyo soterrado a Xóchitl Gálvez y uno que puede ser más oscuro pero no por ello el menos importante: crear un atentado contra algunos de los marchistas para culpar al presidente de asesinato.

La proliferación de rumores que soltaron los opositores respecto a la renuncia de una persona que leía noticias en televisión puede formar parte de este proceso de desestabilización. Cuando en realidad la persona sólo cambiaba de trabajo, se especuló que había sido despedida por órdenes del presidente, como sucedió en todos y cada u o de los sexenios anteriores con diferentes comunicadores.

La derecha se reduce cada día más porque carece de argumentos, proyectos, planes programas y lógica. Para ellos acercarse a la gente se reduce a hablarle a través de la televisión, pero es incapaz de tocar una puerta, o de ensuciarse los zapatos para convencer y vencer.

 

Es por ello que antes de hacer campañas de proselitismo por las calles, caminos y veredas, prefiere crear un montaje que tenga la intención de revertir su surte y cambiar la realidad del país a su favor. El ensayo para una embestida mayor que dejó abierto la conductora de televisión, fue un éxito pero, como todos los fuegos que enciende la oposición, se apagan pronto y terminan por ser inofensivos, todo se derrumbó y mostró el verdadero rostro del teatrito.

La carta de renuncia implicaba no sólo imprecisiones para cread dudas sino claras referencia a la inconformidad con la supuesta causa ilegal de su retiro de la televisión. La frase de “dadas las circunstancias” provocaron comentarios tan inmediatos como viscerales, nade investigó, ni preguntó la reacción fue impulsiva inmediata y efímera. También fue vulgar, irresponsable y falsa. La falta de precisión, la ambigüedad, la duda siempre han caracterizado su proceder laboral.

Se había telegrafiado la noticia de su salida y se sabía que iría a Radio Fórmula a rescatar el rating que dejó caer Oscar Mario Beteta en la mañana; sin embargo, con toda la mala intención del mundo Azucena da a conocer su salida un viernes, porque sabe de la eficacia que, en materia de desmentido, tienen las conferencias matutinas del Presidente de la República. Porque de haber mañanera al día siguiente todo el escándalo que crearon los opositores sobre una supuesta censura de Presidencia no hubiera existido. Son tiempos electorales y ella es sólo un peón de los jerarcas que añoran el pasado.

 

Por situaciones como ésta la derecha está desgastada ante la población que ya no cree en las versiones de los medios convencionales. Porque para nadie, con dos dedos de frente, puede considerar que fue censurada en un medio para darle cabida en otro. Los funcionarios públicos ya no son los socios virtuales de los medios como sucedía anteriormente. Ni la secretaria de Gobernación es la gran inquisidora de los periodistas y los medios.

Ante este panorama, no sería algo nuevo el hecho de que la derecha realice un autoatentado contra algunos de los suyos para confirmar que hay represión, tiranía, dictadura y cancelación de los derechos elementales en México.

La fecha de la marcha está colocada estratégicamente apara convocar a las clases medias desinformadas, además de influir en el voto porque quienes participen se consideran, desde ahora, paladines de la democracia, su democracia, que significa un regreso al pasado, donde no había libertades pero sí libertinaje para unos pocos, esos pocos que ahora cree manipular a muchos y, en realidad, cada día son menos.

 

La desesperación de una gran derrota mueve a medidas radicales, ya trabajaron cinco años con el discurso violento, el debate agresivo. Ahora pasarán de la palabra a los hechos. Cada día son más empresarios que no pueden seguir ganando lo acostumbrando a causa del pago inevitable de los impuestos, otros más exigen privilegios como patrimonio y hasta los periodistas presionan para regresar a los tiempos delas propinas que ayudaban al gasto familiar de algunos comunicadores, muchos de ellos millonarios con el dinero desviado a su bolsillo.

El peligro de un atentado contra algún integrante de la marcha del 18 de enero está latente. No será la primera vez que esto sucede en América Latina, ni una novedad dentro de la derecha internacional que ha orquestado actos similares en otros países del mundo.