La liquidación del PRD

Por Aldo San Pedro

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El Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha desaparecido tras los pobres resultados de la elección de junio de 2024, donde no logró alcanzar el 3% de votación necesario para conservar su registro como organización política a nivel federal, según el artículo 41 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Esto se confirmó el pasado 8 de agosto, cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó los cómputos de la elección presidencial, confirmando que el PRD obtuvo solo el 1.8% de los votos. En consecuencia, el emblemático logotipo del PRD no aparecerá más en las boletas de elecciones federales.

Es lamentable la pérdida de un partido que tuvo tanta relevancia en la vida política de nuestro país. Pero, ¿Cuáles fueron las razones que llevaron a una organización relativamente joven, con gran influencia local y federal, a terminar desmantelada y posiblemente olvidada por las nuevas generaciones?

El PRD se fundó el 5 de mayo de 1989, en un contexto de crisis social y económica. Tras el fraude electoral de 1988, Cuauhtémoc Cárdenas decidió crear un nuevo partido político, basado en la Corriente Democrática del Partido Revolucionario Institucional (PRI), al que se unieron partidos satélites como el Partido Popular Socialista (PPS), el Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM), algunos excomunistas y expriistas que conformaron el Frente Democrático Nacional, antecedente principal del PRD.

El PRD se construyó sobre principios del socialismo democrático, buscando transformar el sistema capitalista mediante la vía electoral, promoviendo la justicia social y la igualdad. Tuvo influencia de la Internacional Socialista, abogando por un desarrollo sustentable y humano. Personalidades destacadas como el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, Ifigenia Martínez y Porfirio Muñoz Ledo fueron cofundadores y figuras clave. También participaron Heberto Castillo, Gilberto Rincón Gallardo y el actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

A lo largo de su historia, el PRD logró importantes avances en la política mexicana, siendo uno de sus mayores éxitos gobernar el Distrito Federal, ahora Ciudad de México, desde 1997 hasta 2018. Durante ese tiempo, implementó políticas sociales significativas, como apoyos económicos a adultos mayores, la consolidación de la Ciudad de México como entidad autónoma y democrática, y reformas en derechos humanos, como la Ley de Sociedades en Convivencia en 2006 y la despenalización del aborto en 2007. En 2006, el PRD alcanzó su mayor éxito en elecciones federales, con 14,756,350 votos (35.33%) a favor de Andrés Manuel López Obrador, consolidándose como una de las principales fuerzas políticas en México, logrando que su alianza con el Partido del Trabajo y Convergencia (hoy Movimiento Ciudadano), lograran en el Senado 36 posiciones (28.1%) y en la Cámara de Diputados 158 (31.6%).

Sin embargo, enfrentó crisis internas debido a divisiones y conflictos entre sus fracciones, conocidas como «tribus», que competían por el control del partido. Esto provocó la pérdida de identidad, fragmentación interna y deserción de militantes, resultando en derrotas electorales y pérdida de relevancia. Un golpe significativo fue la creación del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en 2014, al que migraron muchos de sus líderes y militantes.

En un último intento por recuperar protagonismo, el PRD se alió con el PRI y el Partido Acción Nacional (PAN) para las elecciones federales de 2024. Sin embargo, la estrategia no fue acertada, y ahora se encuentra en proceso de liquidación por parte del Instituto Nacional Electoral (INE). Este proceso incluye la pérdida del registro, nombramiento de un interventor para supervisar la liquidación, toma de control de bienes, pago de obligaciones pendientes, disolución de estructuras orgánicas, elaboración de un informe detallado y devolución de recursos remanentes a la Tesorería de la Federación, conforme a los artículos 95 y 96 de la Ley General de Partidos Políticos.

Con la desaparición del PRD, el futuro de la izquierda en México parece centrarse en Morena, que ha absorbido gran parte de sus líderes y militantes, y en Movimiento Ciudadano, que se ha consolidado en las últimas elecciones federales y parece estar en posición de crecer en los próximos años. Los simpatizantes de la izquierda deberán buscar nuevas alternativas dentro de estos partidos o en la formación de nuevas fuerzas políticas que compartan sus ideales de justicia social y equidad.