Este suceso resalta la vulnerabilidad de las comunidades rurales en Papúa Nueva Guinea ante desastres naturales, subraya la urgente necesidad de mejorar la infraestructura y los sistemas de alerta temprana.
La aldea de Kaokalam, en Papúa Nueva Guinea ha sido el epicentro de un deslizamiento de tierra catastrófico. La inestabilidad del terreno provocó la subducción de la superficie, resultando en una masa de escombros que ha sepultado a la comunidad local.
El desastre, que se desató en las primeras horas del viernes, ha sido comparado por testigos con “una bomba que explota en una fracción de segundo”. Según informes preliminares, se teme que al menos 2,000 personas estén atrapadas bajo el barro y los escombros.
El gobierno de Papúa Nueva Guinea, liderado por el primer ministro James Marape, ha expresado su alarma ante la magnitud del evento. Las estimaciones iniciales de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), sugieren que el número de víctimas podría superar las 670 personas.
OPERACIONES DE RESCATE
Los esfuerzos de rescate enfrentan obstáculos significativos, incluyendo la profundidad del lodo, que en algunas áreas alcanza los 10 metros, y la falta de equipo especializado, además de:
- Terreno Accidentado: La geografía montañosa dificulta el acceso y el movimiento de maquinaria pesada.
- Ubicación Remota: El aislamiento de la aldea retrasa la llegada de ayuda.
- Inestabilidad Continua: El terreno sigue siendo inestable, aumentando el riesgo para rescatistas y sobrevivientes.
- Profundidad del Lodo: Las profundidades extremas del lodo complican el acceso a las víctimas.
- Comunicaciones Limitadas: La falta de telecomunicaciones obstaculiza la coordinación de rescate.
- Conflictos Tribales: Las tensiones locales requieren que los trabajadores humanitarios viajen con escoltas militares.
- Clima Adverso: Las lluvias pronosticadas amenazan con provocar más deslizamientos.
A pesar de estos retos, las fuerzas de defensa y las agencias de emergencia del país se han movilizado para asistir en las operaciones de rescate. La comunidad internacional, incluyendo Unicef, ha comenzado a proporcionar suministros esenciales.