La Inteligencia Artificial: La Revolución Industrial de Nuestra Época y el Camino de México

Por Aldo San Pedro

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En la historia de la humanidad, pocos fenómenos han transformado tanto la forma en que vivimos y trabajamos como la revolución industrial. Hoy, en pleno siglo XXI, enfrentamos un cambio igual de disruptivo: la inteligencia artificial. Esta tecnología está redefiniendo procesos en todas las áreas, desde la manufactura y la salud hasta la educación y la justicia. México, un país con vastos recursos humanos y geográficos, tiene la oportunidad de asumir un papel protagónico en esta nueva era. Sin embargo, para aprovechar esta oportunidad, es crucial analizar el punto en el que nos encontramos, aprender de las experiencias internacionales y trazar un plan estratégico para consolidarnos como líderes tecnológicos en América Latina.

 

Actualmente, México se encuentra en una posición intermedia dentro del desarrollo de inteligencia artificial en la región, según el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial 2023. Nuestro país obtuvo una puntuación de 51.4 sobre 100, quedando detrás de Chile, que lidera con 73.07, y de Brasil, que sigue de cerca con 69.30. Estos datos reflejan tanto nuestras fortalezas como nuestras áreas de oportunidad. Por un lado, contamos con sectores robustos en manufactura y servicios, y por otro, enfrentamos retos en infraestructura digital y en la formación de talento especializado. Este posicionamiento no es definitivo; con las acciones correctas, México tiene la capacidad de avanzar significativamente en la tabla regional y global. Uno de los desafíos más apremiantes es cerrar la brecha digital que persiste en comunidades rurales, donde el acceso a internet y tecnología es aún limitado.

 

La geopolítica juega a nuestro favor. La proximidad con Estados Unidos y Canadá nos coloca en un eje estratégico de desarrollo tecnológico. Estados Unidos lidera en inversión privada en inteligencia artificial, con más de 190 mil millones de dólares al año, mientras que Canadá destaca por sus políticas pioneras en formación de talento y regulación ética. México tiene una oportunidad única para aprovechar su cercanía con estos países, no solo en términos de comercio, sino también como plataforma para adaptar e implementar regulaciones y estándares que fomenten el crecimiento tecnológico. Además, la tendencia hacia el nearshoring, que está reposicionando a México como un punto clave en las cadenas de suministro globales, podría servir como catalizador para la adopción de tecnologías avanzadas, incluida la inteligencia artificial, en sectores como manufactura avanzada, logística y servicios financieros.

El contexto latinoamericano también ofrece lecciones importantes. Brasil y Chile han adoptado enfoques distintos pero igualmente exitosos para impulsar el desarrollo de la inteligencia artificial. Brasil, por ejemplo, ha centrado sus esfuerzos en sectores estratégicos como la agricultura y la salud, mostrando cómo la tecnología puede transformar industrias clave. Chile, por su parte, ha destacado en gobernanza de datos e infraestructura digital, consolidando políticas que promueven la transparencia y la inclusión. Estas experiencias demuestran que el éxito no depende únicamente de los recursos económicos, sino también de la capacidad de articular esfuerzos entre gobierno, industria y academia. México tiene el potencial de replicar y adaptar estas buenas prácticas, siempre y cuando exista una visión clara y un compromiso sostenido por parte de todos los sectores.

Para consolidarnos como líderes en inteligencia artificial, es imprescindible sentar las bases adecuadas. Una de las prioridades debe ser el desarrollo de infraestructura digital inclusiva. Esto implica ampliar la conectividad de alta velocidad en zonas rurales y construir centros de datos robustos que respalden el crecimiento de esta tecnología. Sin una infraestructura sólida, cualquier esfuerzo en inteligencia artificial quedará limitado a ciertas regiones y sectores, perpetuando las desigualdades existentes. Asimismo, la formación de talento debe ocupar un lugar central en la agenda nacional. Incluir competencias relacionadas con inteligencia artificial en los currículos escolares desde la educación básica hasta la superior es esencial para preparar a las nuevas generaciones. Además, los programas de reconversión laboral y los incentivos para retener talento especializado serán fundamentales para evitar la fuga de cerebros hacia otros países.

 

La gobernanza también juega un papel crucial en este panorama. México necesita un marco legal que fomente el uso ético y transparente de la inteligencia artificial. Esto incluye la actualización de leyes en materia de protección de datos y ciberseguridad, así como la creación de una Agencia Nacional de Inteligencia Artificial que coordine los esfuerzos entre el sector público, privado y académico. Este organismo podría servir como una plataforma para desarrollar regulaciones, promover la investigación y garantizar que las aplicaciones de inteligencia artificial sean inclusivas y responsables. Adicionalmente, fomentar el uso de modelos de código abierto permitiría que pequeñas empresas, emprendedores y comunidades marginadas accedan a soluciones avanzadas de inteligencia artificial, lo cual no solo impulsaría la innovación a nivel local, sino que también garantizaría que los beneficios de esta tecnología lleguen a todos los sectores de la sociedad.

 

La inteligencia artificial no es solo una herramienta tecnológica; es una decisión política, económica y social. Es el motor de una revolución que, al igual que la industrial, tiene el potencial de transformar la manera en que producimos, aprendemos y nos conectamos con el mundo. Sin embargo, a diferencia de aquella transformación histórica, hoy tenemos la capacidad de planificar y guiar esta revolución para que sus beneficios sean más equitativos y sostenibles. México tiene todo para liderar este cambio en América Latina, pero el tiempo es crítico. Actuar ahora significa generar empleos de calidad, mejorar los servicios públicos y posicionarnos como un referente global en innovación tecnológica. Ignorar esta oportunidad, por el contrario, solo ampliará las desigualdades y profundizará nuestro rezago.

Esta revolución tecnológica representa una oportunidad histórica para que las mexicanas y los mexicanos demos un paso al frente. El futuro no espera, y México no debe quedarse atrás. Este es el momento de abrazar la inteligencia artificial como una herramienta transformadora que, si se gestiona adecuadamente, podría ser la clave para construir un país más justo, próspero y competitivo.