Por Aldo San Pedro
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En el umbral de un momento histórico para la vida política de mexicanas y mexicanos, se propone una reflexión necesaria sobre la trascendencia que tendrá el voto del próximo 1 de junio. Esta columna busca ser un breve acordeón de las acciones que deberíamos considerar no solo para participar, sino para asumir el compromiso de construir un nuevo modelo de justicia, ahora emanado directamente de la voluntad popular. Desde este análisis de coyuntura, proponemos entender que votar es apenas el primer paso de un camino que habrá que recorrer con vigilancia, participación activa y exigencia social.
Durante las próximas semanas, mexicanas y mexicanos elegiremos por primera vez a integrantes del Poder Judicial de la Federación: 9 ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2 magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral, 15 magistraturas de sus Salas Regionales, 5 magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial, 464 magistraturas de circuito y 386 personas juzgadoras de distrito. Esta renovación significa no solo un cambio de nombres, sino el inicio de una nueva etapa donde las y los juzgadores deberán tener raíces democráticas y, por tanto, una obligación reforzada con el pueblo.
El camino de la justicia federal comienza con las personas juzgadoras de distrito, quienes son la puerta de acceso para quien necesite proteger sus derechos frente al Estado. Desde resolver demandas de amparo hasta dictar sentencias en materias penal, laboral, fiscal o administrativa, su labor constituye la primera línea de defensa de la legalidad. Posteriormente, las magistraturas de circuito fungen como segunda instancia revisora. Para vigilar la conducta de juezas y jueces, el Tribunal de Disciplina Judicial sería la instancia encargada de investigar y sancionar, mientras que los conflictos electorales encontrarán resolución primero en las Salas Regionales y, de escalar, en la Sala Superior. Finalmente, la Suprema Corte representa la máxima autoridad en materia constitucional, donde se decidirá el rumbo jurídico de la nación.
Con la finalidad de ejercer un voto informado, se han habilitado diversas herramientas a disposición de la ciudadanía. Se recomienda tener a la mano la credencial del INE y un dispositivo electrónico para ingresar a https://ine.mx/conoceles-practica-y-ubica/ o escanear el código QR que aparece en la parte posterior de la credencial para acceder a la plataforma informativa del INE. El apartado “Conóceles” permite conocer los perfiles de candidatas y candidatos a todos los niveles judiciales. Resultaría conveniente anotar los nombres de aquellas personas que inspiren mayor confianza, pues ello facilitará la elección en las seis boletas del ámbito federal que se utilizarán el día de la votación.
Posteriormente, la ciudadanía podrá practicar su voto en el simulador habilitado por el INE, familiarizándose con el formato de las boletas y los nombres que aparecerán en ellas. Practicar no solo reduce la posibilidad de error, sino que incrementa la confianza para emitir un voto correcto. A partir del 15 de mayo, será posible ubicar la casilla correspondiente, considerando que en este proceso extraordinario algunas casillas cambiarán de ubicación respecto a elecciones anteriores.
El Instituto Nacional Electoral ha desarrollado un esfuerzo considerable para acercar la información a la ciudadanía. Sin embargo, al día de hoy (27 de abril), apenas se contabilizan poco más de 3 millones de consultas en el sistema “Conóceles”, una cifra que representa menos del 5% del padrón electoral. Este dato, proporcionado oficialmente, revela la magnitud del desafío que enfrentamos para lograr que el voto judicial sea informado, consciente y libre, y evidencia la necesidad de fortalecer las campañas de difusión desde la sociedad civil.
A falta de participación partidista en la promoción de esta elección, han surgido iniciativas ciudadanas que buscan llenar ese vacío. La presidenta Claudia Sheinbaum ha impulsado acciones que promueven el voto informado, reflejando un compromiso genuino con la democratización del Poder Judicial. Además, plataformas como Construyendo Justicia, encabezada por el diputado Alfonso Ramírez Cuéllar, han iniciado esfuerzos presenciales en los 32 estados de la República, llevando la información directamente a las mexicanas y mexicanos, demostrando que, con organización y voluntad, sí es posible acercar el conocimiento a todos los rincones.
Sin embargo, la jornada electoral no representa el final del camino. En la Ciudad de México, por ejemplo, ha surgido la plataforma JUSTA (Juzgadoras y Juzgadores Unidos por la Soberanía, la Transformación y el Amor al Pueblo), cuyo enfoque no solo informa sobre el proceso electoral, sino que impulsa la adopción de un Decálogo de la Buena Juzgadora y el Buen Juzgador. Esta iniciativa subraya que, una vez electas, las personas juzgadoras deberán demostrar con hechos su compromiso con la justicia social, la honestidad y la independencia judicial.
Por tanto, el verdadero desafío comenzará el 2 de junio. Será entonces cuando las y los ciudadanos debamos exigir el cumplimiento de los compromisos adquiridos, dar seguimiento a las sentencias relevantes, impulsar la transparencia de la justicia y vigilar el comportamiento ético de quienes fueron electos. La construcción de un nuevo Poder Judicial no culmina con la entrega de una constancia de mayoría; inicia en ese preciso momento, con la observancia atenta de cada acto, cada omisión y cada resolución judicial.
Sería fundamental promover la creación de observatorios ciudadanos, exigir la publicación de informes periódicos, monitorear el cumplimiento de propuestas de campaña y utilizar las herramientas de vigilancia como el Tribunal de Disciplina Judicial para garantizar su buen desempeño. También se debería fortalecer el análisis crítico desde la academia, el foro jurídico y la sociedad civil organizada, consolidando así una red de participación permanente que respalde la construcción de una justicia con rostro humano.
Hoy tenemos la oportunidad de cambiar el futuro del Poder Judicial. Elegir con conciencia es apenas el primer paso; la verdadera transformación comenzaría cuando las personas electas demuestren, día a día, que gobiernan con y para el pueblo. La historia nos ofrece una ocasión irrepetible: no basta con que la justicia emane del voto popular, debe también reflejarlo en sus decisiones y en su cercanía.
La historia recordará este momento. Hagamos que también nos recuerde como una generación que no se conformó solo con votar, sino que se atrevió a elegir justicia.
aldo.sanpedro.miron@gmail.com