Por Aldo San Pedro
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Con esta entrega concluimos la serie ´Plan México 30´, dedicada a delinear políticas de Estado a largo plazo que permitirán a nuestro país convertirse en un referente de desarrollo económico, innovación y sostenibilidad. En la primera entrega, exploramos la visión general del Plan, enfatizando la educación como cimiento para una nueva generación. La segunda entrega se centró en la salud y la seguridad, pilares esenciales para el bienestar y el progreso social. Hoy, en esta última entrega, pondremos el foco en el desarrollo económico, la innovación y la sostenibilidad como elementos clave para posicionar a México en el escenario global.
El ´Plan México 30´ tiene como objetivo detonar el desarrollo económico a través de la innovación y un enfoque sostenible, tomando como base experiencias internacionales y datos clave que reflejan su urgencia y potencial impacto. Actualmente, México enfrenta un desafío significativo: la inversión en investigación y desarrollo (I+D) es inferior al 1% del PIB, una cifra muy baja en comparación con economías líderes, según el Informe de la UNESCO sobre Ciencia 2021. Si se elevara esta inversión al 2%, podríamos generar un ecosistema de innovación robusto que impulse la creación de startups tecnológicas, mejore la infraestructura digital y propicie empleos de alta calidad.
Invertir en I+D no es un lujo, sino una necesidad estratégica para el futuro. Para ello, resulta fundamental establecer un marco normativo que promueva la colaboración entre el sector privado, el gobierno y la academia. Este esfuerzo debe enfocarse en áreas como la transición energética, la digitalización de servicios y el desarrollo de nuevas tecnologías. La capacidad de innovar definirá el éxito de México en el panorama internacional.
El desarrollo económico no puede desvincularse de la sostenibilidad ambiental. Nuestro país, al igual que muchas otras naciones, enfrenta el reto de cerrar la brecha entre los compromisos climáticos y las acciones reales. Según el ´Emissions Gap Report 2024´ del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP), limitar el calentamiento global a 1.5 °C requiere acciones drásticas. Dinamarca, por ejemplo, se ha comprometido con un Plan de Clima y Energía para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050, mediante inversiones en energía eólica y economía circular. Este enfoque ha consolidado a Dinamarca como líder en generación de electricidad a partir de fuentes renovables.
De igual manera, Corea del Sur ha demostrado que el desarrollo económico y la sostenibilidad son compatibles mediante su ´Green New Deal´, que promueve el uso de energías renovables, el transporte eléctrico y la digitalización. Noruega ha impulsado políticas de incentivos para vehículos eléctricos, logrando que una gran proporción de automóviles nuevos sean eléctricos o híbridos enchufables. Estas experiencias internacionales destacan que México puede y debe adoptar políticas integrales y sostenibles.
Países como Corea del Sur, que ha cimentado su desarrollo en la innovación tecnológica, o Singapur, con su modelo de digitalización avanzada, ofrecen valiosas lecciones para México. Corea del Sur, con su ´Korean New Deal´, ha transformado su economía mediante inversiones en tecnología limpia, digitalización y una estrategia clara de fomento al empleo verde. Singapur, a través de su iniciativa ´Smart Nation´, ha logrado transformar su economía digitalizando servicios y generando oportunidades de alto valor agregado.
Alemania, por su parte, ha liderado la transición energética a través del programa ´Energiewende´, que busca transformar su sistema energético hacia fuentes renovables y mejorar la eficiencia energética. Marruecos, con su emblemática Planta Solar Noor, ha reducido su dependencia de combustibles fósiles mediante inversiones estratégicas en energías renovables. Estos ejemplos muestran que la combinación de innovación, sostenibilidad y políticas públicas bien estructuradas puede catalizar el desarrollo económico.
El ´Plan México 30´ establece metas ambiciosas pero alcanzables. Entre ellas, se propone elevar la inversión en I+D al 2% del PIB, crear 5,000 startups tecnológicas y reducir el 50% de los residuos sólidos mediante una economía circular. Asimismo, se busca que el 80% de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables y garantizar el acceso universal a internet. Para lograr estas metas, será fundamental establecer 300 alianzas público-privadas durante los próximos 30 años, garantizando una colaboración efectiva entre los sectores clave.
El monitoreo y evaluación de estos objetivos permitirán medir el impacto económico, social y ambiental de cada iniciativa. La revisión periódica y el ajuste de políticas asegurarán que los resultados sean tangibles y alineados con las necesidades del país.
El éxito del ´Plan México 30´ radica en su conexión con pilares clave: la educación, la salud y la seguridad. La educación proporciona la base para la innovación y el crecimiento económico; la salud es esencial para una población resiliente y productiva, y la seguridad crea el entorno propicio para el desarrollo económico y la inversión. El desarrollo económico, basado en la innovación y la sostenibilidad, se convierte en un multiplicador que fortalece todos estos pilares.
Las alianzas estratégicas y políticas de largo plazo permitirán que las iniciativas del plan se mantengan coherentes, adaptándose a los cambios globales y fortaleciendo el compromiso con el desarrollo integral del país.
El ´Plan México 30´ traza un camino hacia el futuro, integrando educación, salud, seguridad, desarrollo económico e innovación. Al promover la digitalización, la transición energética y la economía circular, México tiene el potencial de convertirse en un referente global de desarrollo sostenible e inclusivo. Esta transformación solo será posible con el compromiso y la colaboración de todos los sectores: gobierno, empresas y sociedad civil. Juntos, podemos construir un país más justo, resiliente y próspero para las generaciones actuales y futuras.