La visita de los Reyes de España, Felipe VI y Letizia, junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a las zonas afectadas por las recientes e intensas inundaciones en Valencia, se vio marcada por la tensión y el descontento de la población.
Los monarcas y el presidente fueron recibidos en el municipio de Paiporta con gritos de “¡asesinos!”, insultos y hasta lanzamientos de lodo, en un acto sin precedentes en la historia reciente del país.
ESPAGNE | Le roi #Felipe_VI et le 1er Ministre #PedroSánchez ont subi la colère des populations sinistrées par les inondations inédites vécues par le pays. Hués à #Valence avec des cris d'»assassins!», le roi a subi des jets de boue et le véhicule du Sanchez a fini caillassé. pic.twitter.com/4QjWLzcH6y
— Nanana365 (@nanana365media) November 3, 2024
El contexto de la visita era complicado; las inundaciones dejaron a cientos de familias afectadas, con daños materiales graves y una cifra de víctimas mortales en aumento.
Las autoridades locales reportaron que el saldo de fallecidos asciende a 217, incluidos extranjeros. Este desastre, uno de los más graves en la memoria reciente, ha puesto a prueba la respuesta de las autoridades.
RECLAMOS Y FRUSTRACIÓN
Al llegar a Paiporta, un municipio periférico de Valencia muy afectado por las inundaciones, la tensión estalló.
Una mujer exclamó, a escasos metros de la reina, que llevaban «seis días sin dormir», mientras otros habitantes coreaban insultos y lanzaban lodo a los funcionarios.
Felipe VI, acompañado por sus guardaespaldas y escoltas, intentó mantener la calma y dialogar con los residentes, aunque tras un tiempo, el grupo abandonó el lugar ante el creciente descontento.
Los ánimos se caldearon especialmente cuando la multitud se percató de la aparente ausencia de Pedro Sánchez y del presidente regional valenciano, Carlos Mazón, quienes, de acuerdo con algunas versiones, fueron retirados del lugar por cuestiones de seguridad.
HUEVOS, BARRO Y PIEDRAS CONTRA EL REY FELIPE VI EN PAIPORTA, VALENCIA, ESPAÑA
¿Se merece esto el Rey Felipe?
SÍ
♥️ NO#Valencia #España pic.twitter.com/4AFpPxhoWJ— SantiContreras (@SantiContreras) November 3, 2024
LA VISITA NO RESULTÓ COMO ESPERABAN LOS REYES
La visita de los Reyes de España y del presidente Sánchez se programó para mostrar apoyo a los afectados, pero la percepción de lentitud e ineficacia en la respuesta de las autoridades tras el desastre ha generado una profunda frustración.
Los residentes expresaron que la limpieza de las capas de barro y escombros ha recaído en buena medida sobre ellos mismos y en miles de voluntarios, mientras que la ayuda oficial sigue siendo insuficiente.
UN DESASTRE DE PROPORCIONES HISTÓRICAS
La situación en Valencia es crítica. Las lluvias torrenciales no solo han devastado áreas residenciales y negocios locales, sino que además han cobrado la vida de 217 personas, en su mayoría en la región valenciana.
En las últimas horas, se han confirmado cuatro nuevos fallecimientos: tres personas en el municipio de Pedralba, y una anciana cuyo cuerpo fue arrastrado 12 kilómetros por las aguas en Letur, Castilla-La Mancha.
En España ya no quieren al rey Felipe VI, ya solo en México la fachiza se le sigue arrodillando‼️
Esperaba darles felicidad, recibieron hostias. pic.twitter.com/SlvNpQRgZ1
— Fernando (Chairo de alcurnia) (@FernandovichG) November 4, 2024
LA ALERTA LLEGÓ DEMASIADO TARDE
Uno de los factores que exacerba el enojo es la percepción de fallos en el sistema de alerta. Según se informó, la advertencia a los dispositivos móviles de los residentes llegó con un retraso de dos horas, lo que ha aumentado la indignación entre los afectados.
Las escenas de barro lanzado a los Reyes y al presidente reflejan la desesperación de una población que, tras seis días de lucha contra los estragos de las lluvias, sigue sintiéndose abandonada y no encuentra consuelo en los esfuerzos gubernamentales.
La visita, que en principio buscaba brindar apoyo a la comunidad, ha dejado a los líderes nacionales con una clara muestra del desafío que enfrentan: reconstruir no solo las áreas dañadas, sino también la confianza de una ciudadanía profundamente decepcionada.