Por Aldo San Pedro
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El Foro Económico Mundial de Davos se perfila como una plataforma clave en un contexto global de cambios acelerados, impulsados por transformaciones tecnológicas, crisis climáticas persistentes y tensiones geopolíticas que han fracturado los mecanismos tradicionales de cooperación internacional. Este entorno desafiante ha colocado al mundo en una etapa de incertidumbre y reconfiguración de prioridades. Del 21 al 25 de enero de 2025, el evento reunirá a líderes mundiales para debatir soluciones a los retos más urgentes de nuestra época. En este escenario, la representación de México en el foro, bajo la dirección de las políticas promovidas por la presidenta Claudia Sheinbaum, adquiere una relevancia estratégica al posicionar al país como un actor clave en el desarrollo global y en la implementación de iniciativas transformadoras que fortalezcan su crecimiento interno.
Desde su fundación en 1971 por Klaus Schwab, el Foro Económico Mundial se ha consolidado como un espacio relevante para la resolución de problemas globales. En 1988, el foro facilitó un encuentro histórico entre los líderes de Grecia y Turquía, evitando un conflicto militar y demostrando su capacidad para generar consensos en momentos críticos.
El inicio del segundo periodo de Donald Trump como presidente de Estados Unidos trae consigo nuevos retos para México, incluyendo posibles amagos en temas comerciales y migratorios. En este contexto, Davos podría ofrecer alternativas estratégicas que permitan diversificar las relaciones comerciales de México y fortalecer su capacidad de negociación internacional, mitigando los impactos de una relación bilateral más tensa.
Uno de los pilares esenciales de Davos 2025 es la sostenibilidad, un ámbito donde México puede destacar gracias a su riqueza natural y compromisos internacionales, como el Acuerdo de París. Con el Plan México como marco, se abren oportunidades para liderar iniciativas en energías limpias y transición energética, elementos clave para abordar el cambio climático y fomentar un crecimiento inclusivo. La participación de Alicia Bárcena en paneles relacionados con la financiación climática y la innovación en biodiversidad refuerza el compromiso de México con soluciones sostenibles que también generen beneficios económicos tangibles.
La cuarta revolución industrial, otro de los temas destacados, plantea una transformación radical en cómo las economías emergentes, como México, pueden insertarse en cadenas de valor globales más avanzadas. Davos ofrece la posibilidad de promover a México como un destino competitivo para la manufactura avanzada, aprovechando el auge del nearshoring en América del Norte. Con su proximidad geográfica a Estados Unidos y una red de acuerdos comerciales robusta, el país está posicionado estratégicamente para atraer industrias de alta tecnología, desde la electrónica hasta la biotecnología.
Otro eje crucial para México es la reconstrucción de la confianza global. En un mundo marcado por la fragmentación geopolítica, México tiene la oportunidad de proyectarse como un facilitador de acuerdos multilaterales. La crisis de confianza, exacerbada por tensiones internacionales y proteccionismo, exige formas de colaboración basadas en la transparencia y la responsabilidad. Davos podría ser el espacio idóneo para que México reafirme su compromiso con el multilateralismo y la sostenibilidad, reforzando su papel como puente entre economías desarrolladas y emergentes.
Además, el nearshoring no solo representa una ventaja competitiva, sino también una herramienta para equilibrar el desarrollo regional dentro del país. Las inversiones en infraestructura y la capacitación de talento local podrían generar un impacto significativo en comunidades tradicionalmente marginadas, aumentando la cohesión social y fortaleciendo el tejido económico nacional. Sin embargo, también enfrenta riesgos. Percepciones sobre corrupción e inseguridad podrían disuadir a potenciales inversionistas a menos que se implementen medidas concretas para abordar estas preocupaciones. Además, la competencia internacional por el nearshoring obliga a México a diferenciarse con propuestas de valor claras y estrategias efectivas.
El Plan México también incluye estrategias clave para diversificar los socios comerciales del país y reducir la dependencia económica de Estados Unidos. La participación en Davos podría ser una plataforma para explorar alianzas con mercados emergentes en Asia, África y Europa del Este. Esta diversificación no solo fortalecería la resiliencia económica de México, sino que también amplía sus oportunidades de inversión en sectores tecnológicos y sostenibles.
En este contexto, resulta fundamental que la delegación mexicana adopte un enfoque estratégico para maximizar los beneficios de su participación en el foro. Esto incluye establecer compromisos claros y viables en áreas como la transición energética, el financiamiento de proyectos verdes y la atracción de inversión extranjera. Además, es crucial que el gobierno articule un discurso coherente que proyecte confianza y destaque los avances logrados en temas de seguridad, combate a la corrupción y estabilidad política.
Para garantizar que las oportunidades identificadas en Davos se traduzcan en resultados concretos, México deberá desarrollar una estrategia integral que contemple indicadores específicos de éxito. Esto incluiría la creación de un equipo interinstitucional que dé seguimiento puntual a los acuerdos alcanzados, y el establecimiento de metas medibles como el incremento en proyectos de transición energética financiados internacionalmente y la formalización de alianzas estratégicas en tecnologías avanzadas. Además, la colaboración con la sociedad civil y el sector privado será crucial para asegurar una implementación eficiente.
El éxito de la participación de México en Davos 2025 se reflejará en su habilidad para transformar el diálogo en resultados tangibles. Un enfoque prioritario debe ser medir el impacto mediante indicadores como el aumento en la inversión extranjera directa en sectores sostenibles, la consolidación de cadenas de suministro resilientes y la implementación efectiva de políticas climáticas. La participación en este foro debe traducirse en compromisos claros que se traduzcan en beneficios concretos para el desarrollo nacional y el posicionamiento internacional.
Davos 2025 representa una oportunidad única para que México refuerce su posicionamiento global, consolide su liderazgo en sostenibilidad e innovación tecnológica y atraiga inversiones estratégicas. Sin embargo, el éxito dependerá de su capacidad para alinear su participación con un plan estratégico bien definido, abordar riesgos clave y traducir las discusiones en resultados tangibles. Con una representación sólida y una narrativa coherente, México podría no solo maximizar el impacto de su participación en el foro, sino también establecer las bases para un futuro sostenible e inclusivo.
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