El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, aseguró que su gobierno no contempla una intervención militar en México tras la designación de seis cárteles como organizaciones terroristas extranjeras (FTO, por sus siglas en inglés). Enfatizó que la estrategia se centra en proporcionar información clave a las autoridades mexicanas sobre las actividades de estos grupos criminales.
Rubio indicó que, si los cárteles cruzan la frontera hacia Estados Unidos, se activarán herramientas legales y operativas para perseguirlos mediante agencias como el FBI, el ICE, la DEA y el Departamento de Seguridad Interior (DHS). Sin embargo, reiteró que la preferencia sigue siendo la cooperación con México.
MEDIDAS ECONÓMICAS Y DIPLOMÁTICAS
El secretario de Estado explicó que la designación de los cárteles como FTO implica restricciones financieras, impidiendo que terceros realicen transacciones comerciales con ellos. Esto afecta desde el alquiler de almacenes hasta la colaboración con redes de lavado de dinero.
Por su parte, Mike Waltz, consejero de Seguridad Nacional de Donald Trump, lanzó una advertencia contundente: «Vamos a abrir las puertas del infierno contra los cárteles». Durante la convención ultraconservadora CPAC, insistó en que garantizar la seguridad fronteriza es una prioridad para la administración republicana.
CÁRTELES Y PANDILLAS Y BAJO LA LUPA DE WASHINGTON
Entre los grupos designados como organizaciones terroristas se encuentran el Cártel de Sinaloa, el Cártel Jalisco Nueva Generación, Cárteles Unidos, el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo y La Nueva Familia Michoacana. Además, se sumaron la pandilla MS-13 y el Tren de Aragua, banda criminal originaria de Venezuela.
Desde su regreso al poder, Donald Trump ha intensificado su discurso contra los cárteles mexicanos, acusándolos de ser responsables de la producción y tráfico de fentanilo. Su gobierno ha endurecido las políticas de seguridad en la frontera y fortalecido la colaboración con las fuerzas de seguridad mexicanas.