Tras casi 48 horas de intensos debates entre los líderes de los partidos, la votación finalmente tuvo lugar, centrándose en el polémico pacto de amnistía a separatistas catalanes, al cual Pedro Sánchez accedió en aras de asegurar el respaldo crucial necesario para su reelección como presidente del gobierno.
Con un respaldo de 179 legisladores en la cámara de 350 escaños, Sánchez consiguió la aprobación necesaria para configurar un nuevo gobierno de coalición en minoría, esta vez con el grupo de izquierdas Sumar. Únicamente los diputados conservadores se manifestaron en contra de la reelección.
Las elecciones nacionales españolas del 23 de julio resultaron inconclusas, dejando un parlamento profundamente dividido. Aunque el Partido Popular, de centroderecha, fue el más votado, no logró reunir suficiente respaldo parlamentario para formar gobierno, principalmente debido a sus alianzas con el partido de ultraderecha Vox.
En segundo lugar, los socialistas obtuvieron 121 escaños en la cámara de 350, pero lograron asegurar el respaldo de seis partidos más pequeños a través de una serie de acuerdos estratégicos.
Ahora, la incógnita residía en la capacidad de Sánchez para mantener dicho respaldo a lo largo de los próximos cuatro años.