Por José García Sánchez
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El revés más severo que recibirá en PAN será en Puebla, porque a pesar de que es la tercera entidad con más panistas en el país, con 19,228, después del Estado de México y Veracruz, surge como una vieja esperanza para la derecha, con la intención de ser el nuevo bastión panista en sustitución de Guanajuato, que sólo arrojará frustración frente a este vano aspiracionismo.
La capital del país tiene menos panistas que Puebla, con sólo 18,185. Puebla se caracterizó por el conservadurismo de su población, ejemplo de ranciedumbre y convencionalismo, percibió los malos gobiernos, y sabe que el comunismo, al que tanto temieron, quedó enterrado en la historia del planeta desde hace más de medio siglo.
Porque gobiernos panistas locales como el de San Pedro Cholula, que encabeza Paola Angón Silva, son muestra del retroceso de la política en el país al reprimir con la policía municipal a los medios y encarcelar al reportero Juan Carlos Cacho, entre otros comunicadores, para impedir que dieran a conocer las muestras de inconformidad de la población contra la panista en su segundo informe de gobierno.
La Comisión de Derechos Humanos de la entidad tomó cartas en el asunto, por lo que el rechazo al gobierno de la panista aumenta todos los días por sus disposiciones arbitrarias que atentan contra los derechos elementales.
“La CDH Puebla exhorta a las autoridades y todas las personas servidoras públicas respeten la libertad de prensa y expresión, tomando acciones que protejan y garanticen que las personas periodistas puedan llevar a cabo sus funciones de manera segura en el pleno goce de sus derechos humanos”, enunció en un comunicado
La raíz del conflicto fue durante el informe, el líder de la Agrupación de Comerciantes y Prestadores de Servicios ‘Antonio Ortega Castillo’, Máximo Ortega Mello, organizó una manifestación pacífica para denunciar malas prácticas del ayuntamiento.
Por otra parte, el cúmulo de aceptación social que tiene el morenista Alejandro Armenta, para convertirse en el próximo gobernador, creció a causa de las aclaraciones y reclamos fundamentados que hizo a la ministra Norma Piña, donde se comprobaba a esa señora que violaba la Constitución, y su profundo conocimiento sobre el litio, arrasó en popularidad en Puebla, por lo que es posible que ese pequeño número de panistas en la entidad no sólo pierda las elecciones sino que debe hacer lo posible por no perder el registro.
La diferencia entre Armenta y el resto de los competidores, dentro y fuera de Morena, se anuncia como un reto para los panistas que todavía no encuentran un candidato para la gubernatura, dada la fragilidad de sus militantes en ese estado.
El panismo ha perdido más que ganado con la candidatura de Xóchitl Gálvez, porque ha servido para mostrar la verdadera cara de un partido que nació para defender los intereses de unos pocos, con mucho poder y desdeña a las mayorías.
El PAN se quedó en el pasado, su discurso, personajes y consignas ya no tienen cabida ni siquiera en la derecha internacional, que perciben a los conservadores mexicanos como apestados.
Por muchos años en Puebla se pensó que el PAN defendía el convencionalismo, las buenas costumbres, la moral. Debieron pasar muchos años para descubrir su doble discurso, su doble cara y sus auténticos intereses, que mostraban en cada decisión de gobierno.
Los graves errores del PAN en Puebla y los aciertos de Morena, aunado a la conciencia de los poblanos, arrojará no sólo el triunfo de Alejandro Armenta sino la derrota sin precedente panista en la entidad.