El doble robo a los electores del frente opositor

Por Aldo San Pedro Mirón 

X: @a_snpedro


El pasado 2 de junio, México vivió una elección histórica con la mayor participación jamás registrada en la historia del país. Aunque ha habido muchas manifestaciones de alegría y esperanza por la llegada al poder de la doctora Claudia Sheinbaum, quien abanderará el segundo piso de la Cuarta Transformación de la vida pública de México, no todo ha sido miel sobre hojuelas para quienes ejercieron su derecho y obligación como ciudadanos al salir a votar.

En las últimas semanas, se ha manifestado un sentimiento de rechazo y animadversión por parte de aquellos que materializaron la contundente victoria de la alianza “Sigamos Haciendo Historia”, integrada por Morena, el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México. En oficinas, hogares e instituciones educativas, se han generado desencuentros entre personas que votaron por opciones que representaban proyectos completamente diferentes. Hay una sensación de malestar en el electorado que confió en la candidata Xóchitl Gálvez Ruiz, al ver que la diferencia respecto a la puntera fue completamente desproporcionada, sin siquiera la posibilidad de ser una opción real al momento de medirse en las urnas.

Este sentimiento de enojo parece permanecer con el paso de los días y ha generado divisiones importantes en diversos núcleos de la sociedad mexicana. A continuación, comparto con ustedes el razonamiento que explicaría el porqué de este sentimiento ahora tan arraigado por parte de las personas que votaron por la alianza «Va por México», integrada por el Partido Acción Nacional, el Partido Revolucionario Institucional y el Partido de la Revolución Democrática.

Un grupo muy importante de la sociedad civil que vio como una opción a la candidata Xóchitl Gálvez hoy se siente desplazado en la capacidad de tener un peso real en la ahora integración del poder ejecutivo y legislativo. Este enojo tiene que ver con un sentimiento de doble desilusión. En efecto, los actores políticos al frente de la opción opositora les han fallado doblemente. Fallaron cuando no pudieron entregarles a estos electores una opción que realmente fuera competitiva en las urnas. Les volvieron a fallar cuando, una vez consolidado el fracaso de la alianza, los representantes de las fuerzas políticas perdedoras únicamente se han preocupado por rescatar el poco capital político y los recursos financieros que han quedado como restos de una incipiente alianza política.

Es por ello que debemos entender el enojo de las personas al sentirse doblemente traicionadas por fuerzas políticas que, desde el minuto uno en que inició este proceso de elección, han cuidado y priorizado siempre el interés personal sobre el proyecto político que podría dar viabilidad a una opción diferente a la presentada por los candidatos y candidatas abanderados por la Cuarta Transformación.

Afortunadamente, se vislumbra un escenario positivo con la doctora Claudia Sheinbaum, una representante que gobernará para todas y todos. En los discursos de su cierre de campaña y de celebración por la victoria, realizados ambos en el Zócalo capitalino, ha mencionado que será presidenta de las personas que votaron por ella, pero no dejará de lado y sumará a aquellas que en este punto no comparten los ideales de Morena. Sin embargo, serán los resultados los que logren generar un cambio de percepción y logren la suma de voluntades que en este momento se sienten defraudadas. Es ahí donde tendremos un país plural, con diversas ideologías políticas, pero que estará enfilado en un solo esfuerzo de lograr el estado de bienestar en nuestro país.

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