Dogmas de Derecha

Por José García Sánchez

X: @Josangasa3 

 


 

Los conservadores en México perciben la política mundial como un dogma de fe. Una especie de fanatismo religioso adoptado a lo que ellos creen que está muy distante de la realidad. No hay conservador que asegure que Maduro perdió las elecciones en Venezuela. Dudar siquiera los colocaría cercano a las llamas del infiero del comunismo. Ninguno de los que afirman que hubo fraude electoral se dio a la tarea de investigar o de explicar con datos duros el mecanismo de la usurpación.

Sin embargo, estos grupos niegan el fraude de Felipe Calderón y hasta tienen voceros de la usurpación como Ciro Gómez Leyva, quien no tiene ni pizca de duda de que en 2006 hubo elecciones democráticas.

Así también pensar que Vladimir Putin es un dictador porque el pueblo ruso lo ha reelegido varias veces es un dogma de fe que nada tiene que ver con la realidad y que en Nicaragua nadie votaría por Daniel Ortega, o que todos en Cuba están muriendo de hambre, o que el modelo de seguridad de Bukele es el mejor. En fin, repiten si siquiera intentar averiguar si es verdad en lo que creen y discuten como si tuvieran razón, basada en datos sólidos.

Ninguno de esos conservadores ha visitado Venezuela en los últimos 25 años, ni se atreve siquiera a mencionar la palabra Cuba, porque podría condenarlos a pecar condenándose, recuerdan a los dogmas de los antiguos pobladores de México que estaban convencidos de los poderes de Tlaloc, Tezcaltipoca o Quetzalcóatl, parte integral de una cultura, una cosmogonía que nuestra la evolución del ser humano porque es historia, pero la forma de adorar ídolos de barro como si fueran santos ahí está la empleada de la CIA, María Corina Machado, convertida en una inmaculada deidad, al que han llegado a rezarle. Sandra Cuevas le regaló la bandera mexicana y la brutarga, la menciona cada ve que puede, como paladín de la democracia.

Los venezolanos en el exilio tocan su ropa como si se tratara de una virgen, cuando en realidad la vida de esta mujer está muy distante de las gracias divinas.

 

Así honraron a Capriles, a Juan Guaidó, a Jair Bolsonaro, incluso a Rafael Trujillo y a Augusto Pinochet. Todavía hay admiradores de Hitler y de Mussolini no solo en su ropa sino en América y en el este del planeta. La derecha crea su propia religión y una trayectoria de su propia creencia mística basada en mentiras, las cuales son intocables, nadie puede cuestionar su convicción de que el comunismo existe y está a la vuelta de la esquina o que los sacerdotes de la política son en realidad representación de Dios en la tierra, que defienden a la humanidad de la maldad del progresismo.

 

Sacerdotes como Milei que acaba de prohibir los salarios mínimos en Argentina, o la duquesa española que ofreció una conferencia sin público en la UNAM, incluso han legado a colocar a Trump como ideólogo de la derecha cuando dice que los mexicanos que llegan al vecino país son basura. Cuando los desechos humanos están de aquel lado, seres humanos inservibles que regresan de la guerra con una adición que deben padece el resto de sus vidas.

 

Así, los dogmas non verdades absolutas pero sin cuestionar, nadie que se diga conservador puede pensar siquiera que Morena se ganó, con la ley en la mano la representación legislativa. También contradice a sus dioses el hecho de que los organismos autónomos eran centros de corrupción, que quienes murieron en la pandemia fueron los menos o que la inseguridad rebasa cualquier antecedente en la historia de México.

Los niños de la guardería ABC, nunca existieron, se preocupan más por hacer creer que hubo carestía de medicamentos contra el cáncer pro no que los priistas inyectaron agua a los niños con dicha enfermedad. Que Tlatelolco fue un acto que detuvo el avance comunismo en México o que la matanza de Acteal fue un caso aislado, aunque siga impune; esa parte de la historia, la que no encaja en los dogmas de fe de los conservadores simplemente no existe.

Para ellos las muertes de los guerrilleros estuvo bien ganada, por andar de revoltosos, los estudiantes víctimas mortales de la represión priista y panista debieron ser castigados por la mano divina de los granaderos porque a la universidad se va a estudiar. Todas estas creencias, más cercanas a la fantasía que la realidad, según nos lo muestra la historia misma, son parte de una nueva creencia religiosa que nadie puede cambiar a pesar de las evidencias que tumbarían la mayor parte de sus dogmas. Dan como un hecho supuestos o noticias de países que no conocen pero de los que hablan mal los medios, según la presión que quieran ejercer sobre sus mandatarios, pero los conservadores hacen de la consigna una investigación periodística y de la verdad un dogma de fe.

La derecha no tiene dudas de lo que cree, aunque en el fondo sepa que se trata de una religión sin fundamento en la realidad sin congruencia en sus ciclos cronológicos. Esa es la verdad para los conservadores, de ahí su permanente inseguridad al conducirse dentro de una práctica estrictamente política donde prefieren romper el diálogo, el grito, la estridencia y el insulto.