Por José García Sánchez
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Ante la decepción que el causó a la derecha la falta creciente de credibilidad de los medios convencionales, y la nada sorpresiva advertencia de que no tendrá mayoría el próximo periodo, surge como responsabilidad del Poder Judicial de encabezar el golpe de Estado, a juzgar por el discurso para analfabetas políticos, que pronunció Lorenzo Córdova.
Para convencer a los presentes educados en la escuela informativa de Radio Fórmula y El Universal, según confesión de parte, llama a acudir a jueces y exaltando la frase de “la ley es la ley” se secuestra el ejercicio político para colocarlo en el ámbito judicial, que es uno de los principios del golpe de Estado suave, pero contundente.
Convocar de esa manera a una clase media poco informada, es preparar a la gente para apoyar un golpe de estado. Lorenzo Córdova, quien nunca escondió su conservadurismo, acuño una frase totalmente democrática “mayorías autoritarias”. Si son mayoría, según las definiciones más elementales de la democracia, no pueden ser autoritarias son las que marcan el destino del país. Quienes no tienen mayoría no pueden tener mando en un gobierno tienen voz y voto, pero no son mayoría.
Es loable que los ciudadanos limpios de corazón defiendan la democracia que les han impuesto los medios convencionales, las universidades privadas, la costumbre de ver a los que manda con privilegios, como los tuvo cuando era presidente consejero Lorenzo Córdova, donde tenía un arquitecto a su servicio personal para hacer los cambios que se le antojan según amaneciera.
El Poder Judicial se ha blindado así mismo, a pesar de su evidencia ilegalidad que arroja injusticia, otorgar libertad a narcotraficantes, liberar cuentas de la esposa de García Luna, restarle delitos a personajes de la política del pasado, a pesar de las evidencias claras.
Esta situación de jueces y magistrados combina a la perfección con el discurso de Lorenzo Córdova quien nunca fue capaz de cuestionar el autoritarismo de Calderón o de Peña Nieto, a pesar de que los hubo evidentemente y esos sí herían de muerte a la democracia. Lo cierto es que el ex presidente consejero es parte de ese grupo que conforma Héctor Aguilar Camín, Enrique Krauze, y toda esa gente que se autodenominó intelectual impunemente y por decreto presidencial, siempre en favor delos privilegios, en grupos de parásitos que solicitaban dinero al entonces presidente, millones de pesos, para estudios que nunca realizaban.
A seis meses de dejar un cargo dentro del INE donde estuvo más de 15 años, alardeando de imparcialidad y credibilidad ante elecciones, líderes y candidatos, muestra su verdadera posición ideológica y muestra su bandera conservadora ante propios y extraños, para que no haya duda de que todo lo que hizo en el instituto, fue por el bien de los conservadores.
De esa estirpe es Lorenzo Córdova, quien fuera una verdadera piedra en el zapato de la democracia y sobre todo para la actual administración multando desproporcionadamente a Morena, perdonando multas al PAN y al PRI.
Lorenzo Córdova contribuyó a crearle la fama de violador a Félix Salgado Macedonio, a quien le arrebató la candidatura a la gubernatura de Guerreo. Les salió peor. Se le pagó a una persona para que se dijera violada por el senador, años después esa misma persona lo apoyó con varias fotos como testimonio, en su campaña de Salgado al Senado, y meses después se acordó que antes de esas manifestaciones la había violado.
Noticia que se difundió rápidamente con la ayuda de dinero pagado por la oposición y las fuerza conservadoras de Guerreo, encabezados por el priista Añorve Baños, con la anuencia de Lorenzo Córdova, cómplice silencioso de varios fraudes electorales, dejó enraizados a mujeres y hombres fascistas, con prácticas corruptas, dentro del INE para continuar su obra de parcialidad y, al mismo tiempo, para que le cuidaran la espalda, luego de haber creado ilegalmente fideicomisos, como si fueran propios del instituto, en lugar de regresarlos a la tesorería. Eso es corrupción y la corrupción es antidemocrática aquí en cualquier parte del mundo.
Nunca pudo mostrar Córdova su imparcialidad como presidente del INE, ahora tampoco lo hace; al contrario, su discurso tiene que ver más con el golpismo que con la democracia, por eso se esforzó en dar definiciones, muy personales de la democracia, sabedor que su público carece de experiencia en marchas y de conocimientos de historia y de teoría política. Sin embargo, todavía hay quien le cree.
El discurso de Lorenzo Córdova allanó el camino hacia la judicialización de las elecciones, de la política y de la democracia. Así, a nadie sorprenderá, en ningún lado de la sociedad, que haya un golpe de estado suave, no sin antes tratar de descalificar los resultados de las elecciones por la vía judicial.