China no venderá minerales raros a la industria armamentista de EU

En un movimiento que sacude el equilibrio comercial y geopolítico entre dos potencias, China decidió suspender el suministro de tierras raras a la industria armamentista de Estados Unidos. La medida, interpretada como una respuesta directa a las amenazas comerciales del expresidente Donald Trump, afecta de forma significativa a uno de los sectores más sensibles del país norteamericano: el de defensa.

Estados Unidos depende en gran medida de China para acceder a estos insumos fundamentales. En 2024, el 74.6% de las importaciones estadounidenses de tierras raras provinieron del país asiático, que también ofrecía el precio más competitivo. Estos minerales son esenciales para aplicaciones de alta tecnología, desde inteligencia artificial y autos eléctricos, hasta sistemas militares de última generación.

TIERRAS RARAS: EL CORAZÓN TECNOLÓGICO DEL ARMAMENTO

Las tierras raras comprenden 17 elementos químicos con propiedades únicas, imprescindibles para la fabricación de imanes, baterías, pantallas electrónicas, láseres, radares y sistemas de misiles. Por ejemplo, el avión F-35 utiliza al menos 417 kilos de estos materiales, mientras que un destructor clase Arleigh Burke requiere más de dos toneladas.

A pesar de contar con una única mina operativa —Mountain Pass, en California—, Estados Unidos debe enviar la materia prima a China para su refinamiento, debido a su falta de infraestructura para el procesamiento. Esta dependencia se ha mantenido durante décadas, agravándose con el paso del tiempo.

CHINA CONTROLA LA CADENA DE PRODUCCIÓN

Además de concentrar el 35% de las reservas mundiales de tierras raras, China domina entre el 80% y 85% del procesamiento global. También ha extendido su influencia con inversiones mineras en América Latina, lo que ha encendido las alarmas en Washington.

La historia demuestra el poder de China en este sector. En 2010, una reducción en su cuota de exportación provocó que los precios se cuadruplicaran en menos de un año. Hoy, su decisión de restringir el acceso a ciertos minerales vuelve a alterar el mercado, afectando directamente a fabricantes como Lockheed Martin.

Ante este panorama, Estados Unidos busca reducir su dependencia apuntando a nuevos socios estratégicos. Groenlandia, con entre 20% y 25% de las reservas mundiales de tierras raras, se perfila como una alternativa clave para el futuro de la industria tecnológica y militar estadounidense.