Ha pasado un año desde que ChatGPT llegó al público en general, tiempo en el cual el mundo se ha acostumbrado a mantener conversaciones con la inteligencia artificial (IA). Sin embargo, la empresa creadora del robot conocido como ChatGPT, OpenAI, atravesó una gran crisis este mes.
Esta inteligencia artificial que se ganó gran popularidad en parte a que el chat es utilizado en tareas que van desde la creación de poemas o hacer trámites burocráticos, sin embargo, mucha gente ya ha reportado fallas con la información pues a veces es incorrecta o llega incluso a tener derechos de autos. Lo que no es de extrañar debido al sistema en cómo opera dicha IA.
No obstante, de acuerdo a Forbes, ChatGPT se usa en numerosas empresas al igual que la aplicación para aprender idiomas Duolingo, el programa de mensajería instantánea Slack, la plataforma de alojamiento Airbnb y la multinacional de refrescos Coca-Cola.
Por lo que se ha vuelto un recurso cotidiano en el día a día. Sin embargo, la competencia también se pone en marcha con sus propias inteligencias artificiales, como la del magnate Elon Musk, la xAI.
Además, la empresa se ha envuelto en escándalos por Altman, el rostro de OpenAI, que está en boca de todos por su papel en una sorprendente crisis que supuso su despido fulminante y su rápida reincorporación, dejando patente la lucha de poder en torno a la empresa y su tecnología, y revelando su alianza férrea con Microsoft.
El 17 de noviembre se produjo lo que algunos medios calificaron de “golpe”: la junta directiva de OpenAI, de mayoría independiente, destituyó a Altman por no ser “consistentemente honesto”.
Sin embargo, los inversores de OpenAI, que no sabían nada hasta el último minuto, incluido Microsoft, empezaron a presionar infructuosamente para que la junta restableciera a Altman y a su presidente, Greg Brockman, que había renunciado en protesta.
Luego el jefe de Microsoft, Satya Nadella, anunció que contrataría a Altman y a Brockman para dirigir una nueva unidad independiente de IA en Microsoft, y la mayoría de los trabajadores de OpenAI amenazaron con dejar la empresa y seguir a su líder si no dimitían los miembros de la junta.