La situación del dengue en Guerrero genera preocupación, ya que el estado ha registrado 2,371 casos en lo que va del año 2024, marcando un alarmante aumento de más de 38 veces en comparación con los 62 casos detectados durante el mismo periodo en 2023.
Este número representa más de un tercio de los casos reportados a nivel nacional en el presente año.
De acuerdo con el más reciente ‘Boletín epidemiológico’ de la Secretaría de Salud federal, Guerrero representa el 34.7% de los 6,828 casos de dengue detectados en México en las primeras nueve semanas del año, evidenciando un incremento interanual de más del 478% en la enfermedad en todo el país.
Aunque las autoridades de salud de Guerrero minimizan la gravedad del problema al señalar que solo el 71% de los casos reportados se consideran severos, atribuyen el aumento, especialmente en el puerto de Acapulco, al impacto del huracán Otis el pasado 25 de octubre.
Los estragos dejados por el huracán han propiciado la proliferación de los mosquitos transmisores.
El director de Salud de Acapulco, Aniceto Leguizamo, señaló que están implementando medidas como la chatarrización, la fumigación y, de manera crucial, la abatización (aplicación de sustancias químicas) para combatir la reproducción de las larvas y abordar el problema.
A nivel nacional, la alerta epidemiológica emitida por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en febrero indica que el dengue está en aumento en América, siendo Brasil y Perú algunos de los países más afectados.
La preocupación se agrava en Guerrero, ya que se prevé una emergencia mayor si no se toman medidas radicales para eliminar cacharros, llantas y desechos dejados por el huracán antes de las primeras lluvias del año.
El trabajo contra los mosquitos se ve obstaculizado por la inseguridad, ya que el 40% de los hogares no permiten el acceso de los empleados de salud que realizan nebulizaciones espaciales, fumigaciones y entrega de abate para combatir el dengue.
Las autoridades instan a la población a permitir el acceso, asegurando que los insecticidas utilizados son seguros y no representan riesgos para la salud.