El presidente saliente Joe Biden recibió al presidente electo Donald Trump en la Casa Blanca, en un acto protocolario que marca el inicio de la transición de poder. Ambos estuvieron acompañados por sus esposas, Jill Biden y Melania Trump, respectivamente.
Este encuentro simboliza el traspaso pacífico de responsabilidades presidenciales, aunque en un contexto singular.
UNA CEREMONIA MARCADA POR EL FRÍO EXTREMO
Washington enfrenta una ola de frío que ha obligado a modificar la tradición de celebrar la investidura al aire libre. Donald Trump, quien tomará el cargo para un segundo mandato, decidió realizar la ceremonia al interior del Capitolio, en su Rotonda, tal como ocurrió en 1985 con Ronald Reagan. Esta medida busca garantizar la seguridad y comodidad de los asistentes ante las bajas temperaturas.
La tradicional congregación de ciudadanos en la Explanada Nacional será otra ausencia notable en esta investidura.
Trump, conocido por valorar las grandes multitudes, no podrá replicar el impacto visual de la jura del cargo ante una audiencia masiva. La ceremonia más multitudinaria de la historia sigue siendo la de Barack Obama en 2009, que reunió a más de un millón de personas. A pesar de las afirmaciones de Trump en 2017 sobre haber tenido una audiencia mayor, las imágenes aéreas mostraron diferencias evidentes.
#BREAKING: President Biden and Jill Biden welcome President Trump and Melania Trump to the White House for tea pic.twitter.com/jfiLp15JdW
— Eric Daugherty (@EricLDaugh) January 20, 2025
CAMBIO DE PLANES EN EL DESFILE PRESIDENCIAL
Tradicionalmente, los presidentes desfilan por la avenida Pensilvania tras su investidura, recorriendo el trayecto entre el Capitolio y la Casa Blanca. Sin embargo, este año el desfile será sustituido por un evento en el estadio Capital One de Washington, donde Trump se dirigirá a miles de invitados que no pudieron acceder al Capitolio debido a las restricciones de espacio.
La ceremonia también simboliza la despedida del mandatario saliente. Es costumbre que ambos presidentes inicien la jornada tomando el té en la Casa Blanca antes de acudir juntos al Capitolio. Sin embargo, esta tradición fue rota en 2021, cuando Trump no asistió a la investidura de Biden al alegar, sin pruebas, un fraude electoral.
Una costumbre que sí se mantendrá es la de dejar una carta en el Despacho Oval dirigida al sucesor. Trump lo hizo al concluir su primer mandato, siguiendo una tradición iniciada por Ronald Reagan en 1989, dejando un gesto simbólico de continuidad institucional.