Arrojan ácido a la cara de una mujer en Tulum; detienen a atacante

Este jueves, una mujer fue víctima de un brutal ataque con ácido en el centro de Cancún, Quintana Roo.

El agresor, identificado como Jorge Alberto ‘N’, la venía acosando desde hace varios días. La agresión ocurrió en la avenida Tulum cuando la víctima descendía de una combi del transporte público. El atacante la interceptó, la insultó y le arrojó una sustancia corrosiva directamente al rostro, causándole lesiones severas, especialmente en los ojos.

Tras la agresión, el hombre huyó en motocicleta hacia la zona del Mercado 23. Testigos y cámaras del sistema C3 permitieron a las autoridades seguir su paso, lo que facilitó su localización en el cruce de las avenidas Kabah y Niños Héroes. Policías de Investigación de la Fiscalía de Quintana Roo lo detuvieron en cuestión de horas y lo pusieron a disposición del Ministerio Público.

La Fiscalía General del Estado informó que se le imputará el delito de feminicidio en grado de tentativa, al reconocer el ataque con ácido como una forma extrema de violencia de género. La víctima fue trasladada de emergencia a una unidad médica del IMSS (número 19), donde recibió atención especializada bajo el protocolo del Grupo Especializado en Atención a la Violencia Familiar y de Género (GEAVIG), así como apoyo psicológico y jurídico a través del Instituto Municipal de la Mujer.

Este tipo de agresiones ha motivado la creación y fortalecimiento de leyes como la ‘Ley Malena’, en vigor en siete estados, incluido Quintana Roo, que tipifica los ataques con ácido como tentativa de feminicidio, con penas que van de 25 a 40 años de prisión. Aunque esta reforma otorga mayor protección legal y atención integral a las víctimas, activistas advierten que más del 90 % de los ataques con sustancias corrosivas en México permanecen impunes.

Autoridades municipales y estatales condenaron enérgicamente el ataque, reiterando su política de cero tolerancia a la violencia contra las mujeres. La pronta actuación de la policía y la Fiscalía resultaron clave para la detención del agresor y la activación de los protocolos de atención a la víctima.