Por Herlindo Robles
X: @zorvha
Los trabajadores esperamos con mucha esperanza el próximo 5 de febrero, en el cual estamos seguros de que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, presentará como iniciativa preferente la que establece la modificación del Artículo 123 con la finalidad de regular a un máximo de 40 horas la jornada de trabajo, modificación necesaria después que la representación patronal se ha negado a aprobar esta iniciativa humanista.
Los explotadores de trabajadores se oponen a la regulación de una jornada de trabajo más humana, aliados con representantes que se dicen obreros, que en realidad son traidores al movimiento, los partidos PAN PRI PRD y MC, se han venido perfilando en contra de establecer dicha jornada, esgrimiendo que las empresas no se encuentran preparadas y que debería de ser paulatino el cambio hacia una jornada de trabajo más digna.
Los explotadores debidamente blindados por el cabildeo o mejor dicho “centaveo”, se presentaron a defender sus fueros en noviembre pasado, para continuar fustigando a la clase trabajadora con salarios de miseria, aunada la jornada de trabajo extenuante, que no permite el desarrollo personal de la clase trabajadora.
El partido Acción Nacional como siempre defendiendo los intereses de los patrones, se justifica esgrimiendo que los trabajadores tienen muchos otros beneficios que pueden sustituir lo que para ellos es la ambiciosa jornada de trabajo.
Olvidan esbirros de Hades, que las luchas obreras se generaron precisamente ante la exigencia de una jornada máxima y efectiva de ocho horas. Tal fue el caso de la matanza de obreros en 1886 en Chicago, Ilinois; cuando el día 1 de mayo, se realizó un paro de labores reclamando una jornada digna de trabajo.
Muchos años han pasado después de aquella matanza de hombres, mujeres y menores de edad que eran explotados con jornadas de 16 horas diarias, siendo esta epopeya de trabajadores la justificación de la celebración del 1 de mayo de cada año en las principales ciudades del mundo.
Sin embargo, para la hipocresía conservadora, no existe la justicia social, aunque esta sea la base del Evangelio, cierran los ojos y se enriquecen con el empobrecimiento de la clase trabajadora.
Esa es la moral y principios que han regido durante 36 años de neoliberalismo y que hoy gracias a la intervención de la política humanista del presidente de la República, con la implementación de políticas sociales, incluso se han desactivado las células guerrilleras que existieron en pasados sexenios, como en el de Zedillo con la matanza de Aguas Blancas y Acteal, masacres que se encuentran en la impunidad por efecto de la complicidad con la oligarquía yanqui, y del entreguismo del ruin vendepatrias.
La pregunta es si desde los pulpitos, tendrán la audacia de llamar a votar por gentuza que explota al trabajador y se colude en un “Cártel Inmobiliario”, o el que establece políticas abortistas como el PRD, o quienes pertenecen al partido que con 21 gobernadores robaron el pasado sexenio alrededor de 250 mil millones de pesos, convertidos en deuda pública, que seguiremos pagando por varias generaciones, esta última aventura del priismo; consistente en la estructura de todo un sistema de robo a la nación.
Al parecer nacieron para robar.