Adoctrinamiento en el Tec

Por José García Sánchez

X: @Josangasa3 


 

Luego del movimiento de 1968, las universidades públicas fueron satanizadas por diferentes segmentos de la población, principalmente por quienes impulsaban la educación privada, cuya lucha había sido parcialmente derrotada años antes, cuando aparecieron los libros de texto gratuitos, distribución que trataron de impedir grupos encabezados por el PAN. La derecha manipulaba con mucha facilidad a la clase media.

El clero, lo empresarios, el gobierno, medios, parecían haberse alegrado de la muerte de estudiante en Tlatelolco al decir que esos jóvenes se habían buscado su muerte porque a la escuela se va a estudiar y no es para andar de “revoltosos”, olvidando la responsabilidad social e histórica de los estudiantes de ser eco de la inconformidad social caja de resonancia de la expresión política que da solidez a la democracia por ser la mentes mejor preparada para detectar y protestar por los excesos del poder.

Así, se creó una campaña contra las universidades públicas, es decir, contra la inconformidad social, a grado tal que en los avisos de empleo en los periódico aparecían advertencia diciendo que las vacantes no eran para egresados de universidades públicas, menos de la UNAM.

Cuando trató de ubicarse a las empresas que solicitaban empleados, simplemente no existían. Pura propaganda de la derecha. La guerra contra la educación pública, en todos sus niveles, continúa y no ha terminado. Llegó a pagare a periodistas de alquiler para que insistieran en sus espacios, por todos los medios, que a la universidad se va a estudiar, y no a hacer política. Lo cual llegó a convertirse en un mantra de la clase media.

 

Llegaron a formar frases vacuas como “El comunismo es una enfermedad que se cura con el tiempo”. Desde entonces el mito de que se tiene un lugar privilegiado en el mercado laboral para los egresados de escuelas privadas, sigue vivo.

 

La buena escuela era la más cara, mientras más cobrara la colegiatura la calidad supuestamente era mejor, aunque los egresados salieran con las deficiencias que les caracterizan, mismas que se hicieron evidentes cuando sus egresados empezaron a tener cargos públicos de trascendencia en la administración pública, a la cual adaptaron como laboratorio de sus enseñanzas, dejando al país en la quiebra.

La polarización del país estaba en auge, el clasismo y la discriminación eran sus herramientas cotidianas, no sus conocimientos.

 

El 19 de marzo de 2010, los estudiantes Jorge Antonio Mercado Alonso y Javier Francisco Arredondo Verdugo fueron asesinados por militares en el campus del Tecnológico de Monterrey. Fueron confundido como narcotraficante, realizaban operativos para limpiar dicho plantel de este tipo de delincuentes.

 

Sería mejor que supervisaran las fianzas de más de una universidad privada para que explique algunas anomalías que evidentemente saltaran y deberán explicar el lavado de dinero, y financiamientos del extranjero, porque esas universidades se han convertido en centros de capacitación de la derecha.

 

El clasismo que prevaleció como parte de los usos y costumbres de una clase media que existe al margen de todo –porque los ricos los deprecian y los pobres los rechazan–, encontró en las universidades privadas su lugar en la sociedad y definió su encuentro con las carreras de la escuela privada como puente para llegar a la riqueza y relacionar a sus hijos con los poderosos, es decir, empresarios y políticos que tenían en esos planteles la mejor manera de impulsar el aspiracionismo, y el monopolio de la movilidad social, que había prometido décadas atrás, la revolución.

 

Ahora, sin necesidad de campañas tendenciosas y llenas de odio, puede decirse que en las universidades privadas se va a morir, violar o ser violado.

Lo sucedido el 11 de marzo en la Preparatoria Tec Milenio, donde alumnos golpearon, violaron, abusaron de un compañero de 16 años, habla de una patología familiar que deriva en la violencia, sentirse superior a otro y tiene consecuencias inmediatas y visibles en la conducta de los hijos, para los aspiracionistas cualquier pretexto es útil para sentirse superior. Lo peor es que se tiene la complicidad de los directivos del plantel, quienes niegan haber sido avisados oportunamente de lo sucedido y tenían la esperanza de que no trascendiera como sucedió con otros hechos similares, protagonizados por los mismos agresores.

Nunca fueron suspendidas las actividades del plantel, los agresores siguen asistiendo a clases normalmente y la víctima sancionada.

Fueron cinco estudiantes que muestra la descomposición familiar de una clase media aspiracionista que carece de valores, de bandera, de sentimientos y de salud mental.

Se trata de un adiestramiento para la violencia, para lo más agresivo y al resto del alumnado se le acostumbra la violencia como espectáculo cotidiano. Más que un incidente que no debe repetirse, pareciera una materia en la que cinco estudiantes obtuvieron mención honorífica.

El adoctrinamiento de las universidades y preparatorias particulares tiene como objetivo que vean a los gobiernos producto de un golpe de Estado, como legítimos. En este momento más de uno de los estudiantes de esas escuelas, están implicados en este tipo de tareas desestabilizadoras, y la próxima generación sería, la que consolide el poder de los oligarcas como algo hegemónico y legítimo, de acuerdo con sus intereses.