Oposición de Barro

Por José García Sánchez

X: @Josangasa3 

 


 

 

La oposición en general y en particular los panistas pasan de la denostación al insulto y del insulto a la provocación, ante la desesperación por acabar de diluirse ante los ojos del mundo entero, ahora se montan en el hostigamiento para dejar un precedente en la tribuna del Congreso bien orillar al gobierno a actuar de acuerdo con la ley y ponerles un bozal a sus declaraciones cada vez más estrambóticas.

El aplazamiento de la amenaza del 25 por ciento de los aranceles fue para la oposición motivo de frustración, porque, ante la falta de proyectos propio, de propuestas políticas, de planes administrativos, la imposición de aranceles sería su consigna de campaña para arrebatarle a Morena la mayoría calificada, que al parecer cada día se consolida más ante la ausencia de ideas de la decadente oposición.

Es decir, la oposición basa la posibilidad de triunfo en los errores de Morena, carece de cualquier proyecto y le apuesta a que se equivoque Morena para ganar terreno. En este sentido hace todo lo posible por debilitar el peso, por desgastar las negociaciones de Presidenta, por encarecer productos y negar cualquier avance del gobierno.

 

En esta situación sucede algo que debería provocar una reflexión en sus filas que es el hecho de que Trump tiene más simpatizantes entre los panistas mexicanos que ciudadanos en su propio país, con la presidenta Claudia Sheinbaum sucede algo parecido, que en México la oposición no la quiere, pero en otros países es la favorita, a tal grado que algunos políticos piden que sea su presidenta por lo menos 10 minutos.

 

La oposición en México no sabe cómo puede justificar su existencia, y no porque todo esté bien o no exista inconformidad en algunos segmentos de la población sino porque desconoce el ejercicio político y no está acostumbrada a trabajar.

Se ha adoptado a huérfanos de la razón a líderes conservadores como si se tratara desheredados de la historia a personajes extranjeros ante la falta de líderes propios. Los panistas no dudan ni un momento en seguir a ciertos personajes como si hubieran nacido en su partido sin importar lo lejano de sus vidas y lo extraños de sus pensamientos, pero basta y sobra con que no coincidan con las ideas del régimen para derramar alabanzas hacia Trump, Milei, María Corina, Noboa, Bukele y hasta Guaidó, en un ataque repentino de conocimientos históricos, Pinochet y Videla.

Siniestra, sin duda la elección de una oposición sin ideas, sin líderes, sin pensamiento político sin candidatos, sin memoria ni honestidad. Adquiere líderes como en un mall de San Antonio o un circo de fenómenos.

 

Nuestra oposición carece de identidad ya actúa como si tuviera la mayoría, no ubica su lugar en la proporción de la todavía generosa representación social que le corresponde. Niega sus derrotas sistemáticamente así como niega los delitos de sus integrantes llamándose persecución política. Contamos con una oposición que no logra verse en el espejo y cuando lo hace le teme a su verdadero rostro, evade su realidad con líderes tan ajenos como distantes, como en un cuento de hadas donde el príncipe azul no sólo salvará a la doncella de la pobreza sino del anonimato.

 

La confusión que llega después de la derrota les obliga a rendir culto a otros personajes como si los conocieran, como si hubieran surgido del contraataque que da vida al PAN hace casi un siglo. La condición de derrotados les duele tanto que cuando empiezan apenas a asimilar la primera, llega la segunda y terminan por no entender su realidad, así que prefieren adoptar como hogar que les otorgue de todo mal, una esfera de cristal tan irreal y fantasiosa como los motivos de la admiración de lo extranjero, haciendo del malinchismo su nueva religión.

Desde su mundo paralelo sólo les queda la provocación para impulsar una reacción violenta y colocarse en el rincón de las víctimas. Requieren llamar la atención y a pesar de que siempre triunfaron, ahora buscan la conmiseración dentro y fuera de México para protagonizar algo.

El último refugio de la oposición debe convertirse en el último respiro de los amantes del pasado, los novios del ayer, los nostálgicos de lo añejo, adictos a lo podrido, sacerdotes de la provocación. Porque nos les gusta que les digan conservadores cuando en realidad al conservar inmóvil el tiempo representa una regresión a las cavernas. Templos de pensamiento primitivo del ser humano.

 

Detener el reloj de la política significa pugnar por el retroceso, camino predilecto de los conservadores y liturgia de los fascistas.