El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, generó reacciones de rechazo internacional al sugerir «limpiar» la franja de Gaza y trasladar a la población palestina hacia Egipto y Jordania.
Esta declaración surgió en medio de la segunda semana de una frágil tregua entre Israel y el movimiento Hamas. “Estamos hablando de, probablemente, un millón y medio de personas, y simplemente limpiaremos todo eso”, afirmó Trump.
RECHAZO DE EGIPTO Y JORDANIA
Las reacciones no se hicieron esperar. El gobierno jordano rechazó rotundamente la propuesta, afirmando que “Jordania es para los jordanos y Palestina es para los palestinos”. Por su parte, la cancillería egipcia enfatizó su apoyo al derecho del pueblo palestino a permanecer en su tierra, condenando cualquier intento de desplazamiento o desarraigo.
El movimiento Hamas calificó el plan de Trump como un «esquema agresivo» y reafirmó que los palestinos no aceptarán ninguna iniciativa que busque su desplazamiento. Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), también expresó su condena, reiterando su compromiso con la defensa de los derechos de los palestinos.
En paralelo, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció avances en las negociaciones con Hamas, destacando la liberación de seis rehenes en los últimos días. Además, se autorizó el regreso de los desplazados al norte de Gaza, aunque con restricciones que han generado tensiones.
DENUNCIA DE LA ONU
La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (Unrwa) denunció que Israel ordenó el cese de sus operaciones en Jerusalén Este antes del 30 de enero, calificándolo como una violación del derecho internacional.
Mientras tanto, en el sur del Líbano, fuerzas israelíes mataron al menos a 22 personas e hirieron a 124 durante una protesta que exigía su retirada conforme al acuerdo de cese de hostilidades. Horas después, se anunció una extensión del plazo para la retirada israelí hasta el 18 de febrero, tras una solicitud de Tel Aviv.
La propuesta de Trump llega en un momento de gran tensión y sensibilidad en el conflicto israelí-palestino, y ha sido ampliamente condenada por su potencial de agravar la situación humanitaria y política en la región. Críticos consideran que ideas como esta solo profundizan la crisis y generan más obstáculos para una paz sostenible.