Por José García Sánchez
X: @Josangasa3
La reelección de la presidenta de la Comisión Nacional de Derechos Humanos fue cuestionada incluso por aquellos analistas que consideran una opción digna de gobierno a la 4T, con argumentos tan convencionales o más, que los de derecha para colocarse del otro lado de la línea.
La permanente amenaza de un golpe de Estado blando, tiene en la CNDH uno de sus ejes principales. Es necesario que sea manejada no sólo por alguien que resistió la tentación de ser comprada por la oposición, sino con la experiencia suficiente como para ver llegar cualquier intento de desestabilización.
Es el periscopio de los gobiernos constituidos constitucionalmente ante los misiles de la derecha, pero muchos dicen desconocerlo.
Las decisiones en ningún gobierno se toman a la ligera como sus críticos quien verla. Si por algo se ha caracterizado el actual gobierno es por discutir antes cualquier decisión trascendente, y la reelección de Rosario Piedra Ibarra no por capricho ni puente a la continuidad sino algo más serio y profundo que esas mentes autodenominadas muy agudas, no han advertido.
La violación a los derechos humanos ha sido puente sólido para las intervenciones, que comienzan desde la denuncia de la oposición y los empresarios, pasan por el Poder Judicial y difunden los medios. Este es el proceso que sigue la derecha en países como Venezuela, Nicaragua, Cuba, etc.
La derecha, al tener en sus manos esa Comisión, edificaría puentes para injerencias de todo tipo que tienen como objetivo final descarrilar el gobierno de la 4T. Difícil que esto no los sepan quienes reiteradamente utilizan sus espacios para cuestionar esta decisión, lo cual los hace ingenuos o cómplices.
Podría suceder que la derecha haya dejado para el final de su intentona una batería de supuestos analistas de izquierda para utilizarlos en las batallas definitivas y ahora, ante la pérdida de su último bastión para desplegar el golpe los utiliza sin el menor rubor.
La derecha ofrece insumos suficientes para ser cuestionada por sí misma ante la falta de proyectos, requiere alquilar escribanos que tengan alguna credibilidad para cerrar las pinzas, atacar en defensa de la 4T; sin embargo, algunos prefieren volver y reiterar críticas contra una reelección legal antes que detener las embestidas constantes de un conservadurismo que cada día influye menos en la población.
Los resabios de la derecha parecieran haber contagiado a algunos medios que, ante la falta de temas a tratar, se inclinan por la simpleza para cuestionar la reelección en la CNDH, en nado sincronizado, una elección, cuya primera etapa fue exitosa y en muchos sentidos, rompió paradigmas y récords.
Al mismo tiempo, servía de pretexto para difundir a los cuatro vientos que la 4T estaba dividiéndose. Que el problema era tan grave que causó una escisión entre los comentaristas y analistas políticos proclives al gobierno.
Lo que sucede es que estos escribanos estaban infiltrados, siempre lo estuvieron, para asestar el golpe final, donde fueron desenmascarados.
Hay mucho que criticar en Morena y en el gobierno de la 4T, pero hay que diferenciar entre grupos de choque, de presión y de poder; entre lo coyuntural y lo estructural; entre lo que puede confundirse con consignas de derecha y lo que en realidad es crítica constructiva; hay que darse cuenta de los cuestionamientos que hacen daño y de las que pueden solucionarse rápido.
Las cosas de gobierno tienen un camino, un esquema y una mecánica muy diferentes a la dialéctica de la crítica. Ahí es donde aparece la visión a futuro y las presiones de los grupos fácticos que desde dentro se ven mejor que desde el panorama teórico.
El peligro latente de un golpe de estado blando no se aleja y pude venir de diferentes puntos de la derecha. De ahí que se haya desarticulado la amenaza de un Poder Judicial listo para actuar al respecto. La conducta de los medios no tiene dudas, y la oposición, es frágil, pero su desesperación a obliga a hacer alianzas dentro y fuera del país, lo cual implica un frente peligroso.
La falta de articulación de los diferentes factores que conforman el golpe pudieran estar cohesionados por recomendaciones, amonestaciones y declaraciones de una CNDH en manos diferentes.
Se comprensible que para algunos ortodoxos de la historia la reelección les mueva a recordar el porfiriato, pero en la reelección también hay voluntad popular.