Inegi: las tareas domésticas valen más que muchos sectores económicos en México

El trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados en México representa un valor económico equivalente al 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB) del país, alcanzando los 8.4 billones de pesos en 2023, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). 

Esta cifra supera a sectores como la manufactura y el comercio, con aportaciones del 20.3% y 18.6% del PIB, respectivamente.

EL ROL PREDOMINANTE DE LAS MUJERES

Las mujeres son las principales responsables de este tipo de trabajo, aportando el 71.5% del valor total, mientras que los hombres contribuyen con el 28.5%. En términos de horas dedicadas y valor generado, las mujeres realizaron 2.5 veces más actividades de este tipo que los hombres.

Entre las tareas con mayor participación femenina destacan la preparación de alimentos, con un 80.6%, y la limpieza y cuidado de ropa y calzado, con un 77.8%. En contraste, los hombres tienen una mayor presencia en actividades como la administración del hogar (42.1%) y el trabajo voluntario o ayuda a otros hogares (36.4%).

DISTRIBUCIÓN DE ACTIVIDADES Y SU PESO ECONÓMICO

El trabajo no remunerado de los hogares se distribuye principalmente en:

  • Cuidados y apoyo (24.5%)
  • Limpieza y mantenimiento del hogar (23.8%)
  • Preparación de alimentos (21.9%)
  • Administración del hogar y compras (13%)
  • Ayuda a otros hogares y trabajo voluntario (8.8%)
  • Limpieza y cuidado de ropa y calzado (7.9%)

APORTACIÓN POR ESTADOS

El Estado de México, con el 12.4%, lidera la lista de entidades con mayor contribución al valor económico del trabajo no remunerado, seguido de Ciudad de México (6.9%) y Jalisco (6.7%). Sin embargo, al comparar este valor con el PIB local, las entidades con mayor peso relativo son Chiapas (67.7%), Guerrero (55%) y Oaxaca (48.4%).

UN TRABAJO INVISIBLE PERO FUNDAMENTAL

Estos datos subrayan la relevancia económica del trabajo no remunerado, que a menudo es subestimado y carece de reconocimiento en los sistemas tradicionales de medición económica.

Al visibilizar su impacto, se abre la posibilidad de generar políticas públicas que promuevan una distribución más equitativa de las responsabilidades y reconozcan su valor esencial en la economía y sociedad mexicanas.