Plan México 30: Visión General y Educación para una Nueva Generación

Por Aldo San Pedro

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Imaginemos un México donde cada generación experimente un progreso continuo y tangible, donde los avances no se diluyen con cada cambio de gobierno, sino que se construyen sobre bases firmes para transformar la vida de todas las mexicanas y todos los mexicanos. Ese es el sueño que impulsa el Plan México 30: una estrategia de políticas de Estado a largo plazo que busca consolidar avances en sectores críticos como la educación, la salud, la seguridad, el desarrollo económico, la innovación y la sustentabilidad. Esta iniciativa, inspirada en modelos exitosos, es una invitación a ver en México un país con el potencial de llegar a la vanguardia. ¿Cómo? Con visión, con continuidad y, sobre todo, con un compromiso de largo plazo.

Pensemos en China y su ambicioso plan quinquenal, que desde hace décadas marca el rumbo del país en tecnología e innovación. Esta visión de largo plazo, que incluye la «Visión China 2035» y el «Sueño Chino» para 2049, le ha permitido posicionarse como líder mundial. ¿Por qué no aspirar a algo similar en México? El Plan México 30 propone un horizonte de 30 años, no solo para asegurar que el progreso continúe sin interrupciones, sino para dar el tiempo necesario para que una generación completa experimente y asimile los cambios como una evolución natural.

Las experiencias en el sector privado también nos enseñan el valor de una visión a largo plazo. SoftBank, con su enfoque en inteligencia artificial, o Saudi Aramco, con su plan de diversificación económica para 2030, son ejemplos de cómo las grandes ideas pueden transformar el futuro. México tiene el potencial para replicar estos éxitos y mucho más. Este plan de 30 años busca consolidar una estructura donde cada ciudadana y ciudadano sienta los beneficios de una economía próspera, segura y bien educada.

¿Qué hace único al Plan México 30? La clave es la continuidad y el consenso. Imaginemos un México donde cada presidenta o presidente seleccione un tema crítico al inicio de su mandato y deje un legado de progreso al establecer un plan de acción a 30 años. ¿Por qué es importante esto? Porque garantiza que temas urgentes se aborden de forma estratégica, con la profundidad que requieren, y que cada proyecto se escale gradualmente, según el sector crítico. Además, el plan incluye revisiones anuales para que las políticas se adapten a los cambios y no pierdan vigencia, un detalle que asegura que no estamos hablando de un plan rígido, sino de una propuesta flexible y dinámica.

Un aspecto innovador es la evaluación independiente, que permite medir el impacto real y ajustar el rumbo con base en datos concretos. Este proceso, liderado por expertas y expertos nacionales e internacionales, brinda transparencia y credibilidad, asegurando que cada paso esté alineado con los intereses de todas y todos. Y al finalizar los 30 años de cada tema, una evaluación exhaustiva nos permitirá medir el verdadero impacto, aprender de la experiencia y mejorar los planes futuros. Imaginen el poder de un plan que no solo se ajusta, sino que evoluciona con el tiempo.

El primer tema en este plan es la educación. ¿Por qué? Porque una educación de calidad es la base para que México prospere en todas las áreas. Imaginemos un país donde el analfabetismo sea cosa del pasado, donde el rezago educativo disminuya un 70% y nuestras y nuestros estudiantes se ubiquen entre los primeros 25 países en pruebas internacionales. Este es el reto que nos presenta el Plan México 30, con una propuesta ambiciosa que incluye la integración de inteligencia artificial y tecnología en todas las aulas públicas del país. No es solo un cambio; es una revolución educativa.

La inversión en infraestructura digital, asegurando internet de alta velocidad para cada escuela, y el desarrollo de planes de estudio que reconozcan y celebren la diversidad cultural de México, son solo el comienzo. Con este plan, el sistema educativo no se limita a enseñar contenidos; forma mentes creativas y críticas, preparadas para enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio. Este modelo educativo promete brindar a nuestras y nuestros jóvenes la educación que merecen, una educación de calidad, accesible y transformadora.

Migrar a políticas de Estado a largo plazo nos permite soñar en grande. ¿Cuántas veces hemos visto buenas iniciativas desaparecer con el cambio de administración? Un periodo de 30 años ofrece algo que no tiene precio: la seguridad de que los cambios no serán pasajeros, sino que marcarán el desarrollo de generaciones enteras. Países como Finlandia y Noruega nos han demostrado que la continuidad y el consenso en políticas de bienestar generan sociedades más justas, prósperas y preparadas para el futuro. México tiene la oportunidad de seguir este camino y convertirse en un referente en educación, salud y desarrollo económico.

Para que la educación sea verdaderamente transformadora, el papel de las y los docentes es fundamental. Durante los próximos 30 años, el Plan México 30 propone una red de mentoras y mentores tecnológicos que brinden formación continua a educadores en todo el país. Imaginemos un México donde cada profesora y profesor esté capacitado en el uso de tecnologías avanzadas, con el apoyo de una red nacional que los respalde en todo momento. Este plan no solo quiere cambiar el aprendizaje de las y los estudiantes; quiere dignificar y fortalecer el papel de quienes dedican su vida a enseñar.

Cada tema en el Plan México 30 se abordará con una estructura meticulosa: diagnóstico inicial, objetivos claros, estrategias específicas, plazos definidos, y un financiamiento gradual que asegure los recursos necesarios para transformar la educación, alcanzando hasta un 8% del PIB. Además, se propone la creación de un Fondo Nacional de Innovación Educativa, respaldado por alianzas público-privadas. Esta estructura es la base de un plan serio y bien pensado, que no solo plantea metas, sino que también define el camino para lograrlas. Con este enfoque, México puede construir una sociedad donde las ciudadanas y ciudadanos estén preparados para enfrentar cualquier desafío.

Implementar el Plan México 30 en un país tan diverso como México es un reto, pero también una oportunidad. Desde la resistencia al cambio en algunas comunidades hasta la brecha digital en zonas rurales, el plan reconoce y anticipa estos desafíos. ¿La solución? Acciones coordinadas, acceso a infraestructura en todo el país y programas de sensibilización comunitaria que garanticen que ninguna persona se quede atrás. El compromiso es claro: construir un México donde todas y todos tengan las mismas oportunidades para aprender y crecer.

Este análisis es solo el inicio de una serie de tres entregas que exploran cómo el Plan México 30 puede transformar nuestro país. En esta primera entrega, hemos hablado de la propuesta general y del impacto que tendría en la educación. En la siguiente, exploraremos cómo este plan abordará la salud y la seguridad, y en la última entrega, discutiremos el desarrollo económico, la innovación y la sustentabilidad. Este plan es una propuesta que invita a cada mexicana y cada mexicano a ser parte de una visión que tiene el poder de cambiar la historia de México.

Este no es solo un plan gubernamental; es una propuesta que nos invita a soñar juntos, a comprometernos con una transformación histórica que dará frutos para todas y todos. Es un llamado a la acción para que cada mexicana y mexicano, en cada rincón del país, se una en la construcción de un México fuerte, justo y próspero. Un México que no solo alcance su potencial, sino que lo supere, convirtiéndose en un faro de esperanza y progreso para el mundo entero.