Por José García Sánchez
X: @Josangasa3
La condena de Genaro García Luna, creó expectativas porque siempre se pensó que para mitigar el peso de la sentencia daría nombres y entre sus muchos personajes estaría Felipe Calderón Hinojosa. El hecho de que no haya hablado durante su proceso deja abiertas las expectativas de que más adelante señalará culpables, cómplices, socios, etc.
La condena de 38 años, y no la esperada cadena perpetua y la frase del juez Brian Cogan de dejarle al delincuente una luz al final del camino habla de un perdón disfrazado de testigo protegido. Por eso no habló antes y ahora los que sabe será parte de las razones para alcanzar la libertad en pocos años, incluso en meses.
Es necesario señalar que la condena de culpabilidad alcanza a por lo menos los dos sexenios panistas, al PAN y a algunos miembros de su cúpula, esa cúpula que mueve al títere de Marko Cortés, es decir, personajes como Santiago Creel que con Fox fue secretario de Gobernación y con Calderón, senador; sin embargo, en los próximos días se apreciará una serie de golpes bajos, traiciones, pleitos, acusaciones, en una lucha encarnizada entre panistas porque saben que viene lo peor para ellos y lo mejor para quienes ejercerán con derecho las leyes.
Nadie puede decir que las actividades de García Luna las conocía Calderón, Margarita, Mariana, Roberto Gil, Ramírez Acuña, Meade, entre otros. Si se filtraban a la prensa resulta imposible creer que dentro de la familia panista, tan compacta en esos dos sexenios por razones obvias no tenían sospechas de lo que sucedía en el aparato de gobierno.
Pero son los panistas quienes encabezan la campaña de desprestigio contra el ex presidente López Obrador y la actual presidenta calificándolos de narcotraficantes. Los más radicales en su discurso, responsabilizando en otros los delitos que ellos perpetran desde hace muchos años.
La condena de García Luna tiene tantos alcances que nadie puede preverlos desde ahora, sobre todo los futuros señalamientos del ex secretario de Seguridad, pueden no sólo acabar con libertad de uno o dos expresidentes sino de varios funcionarios públicos, incluyendo a uno que otro ex candidato a la Presidencia de la República.
Desde ahora los panistas empiezan a inculparse y a deslindarse, saben que varios están implicados en los delitos que sentenciaron a García Luna. El primero en mostrar temor fue Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, quien afirmó que Felipe Calderón debe “dar toda la explicación de por qué lo invitó y qué fue lo que pasó para que se coludiera (García Luna). Y también él tendría que explicar si se enteró, y si no se enteró, ¿por qué no se enteró? Porque al final de cuentas el Ejecutivo federal es responsable también de todo su equipo de gobierno”.
La retórica de Cortés muestra el desajuste mental que tiene, por un momento dejará sus obsesiones por desacreditar todo lo que hacen los integrantes de Morena para trata de salvarse de acusaciones que ciertas o falsas serán noticias.
Desde hace varios años el PAN tiene más enemigos dentro que fuera de sus filas, las plañideras que consideran desgastar al contrincante sólo desgastan sus propias consignas, los berrinches de sus gobernadores, rayan en la ilegalidad, se olvidan que si hubiera un padrón de su militancia perderían, en este mismo momento, el registro y que en el Poder Legislativo no son más que ornato. Están expulsados del ejecutivo y del Judicial porque son jueces y apte de la embestida ilegal que trató de impedir la reforma.
Ahora con la posibilidad, nada remota de que hable García Luna los panistas tiemblan, porque debe decir cosas espectaculares para ganarse su categoría de testigo protegido, aunque sean mentiras. Si para el sistema judicial de Estados Unidos hay alguien con credibilidad ese es Genaro García Luna, así conviene a sus interés políticos y económicos, a pesar de haber sido reprendido y sancionado en la Corte, por decir mentiras.