La menoscracia de la web

Por José García Sánchez

X: @Josangasa3 

 


 

 

La oposición sostiene, desde hace años, una manera de comunicar sus inconformidades y difundir sus críticas de manera infantil, los memes, los mensajes de texto, las fotos alteradas, los dibujos agresivos, las caricaturas violentas, hablan de una manera de hacer proselitismo pueril, principalmente conservador, en un menosprecio a la inteligencia del grupo a que pertenecen.

Los mensajes de WhatsApp, por ejemplo, están compuestos por dibujos prácticamente de parvulitos, en los que se basa esta menoscracia de la disidencia a distancia.

Esta clase de personajes suelen tener muy presentes a todos los integrantes de la 4T, a ellos dedican sus mensajes, aunque no tiene el valor de enviárselos a ellos sino sólo los ventilan entre sus allegados, sin importar si éstos coinciden con su manera de ver el mundo por la pequeña pantalla del celular o tienen otra perspectiva de la realidad, de ser así implica una intromisión a la privacidad y un atentado al libre pensamiento, por decir lo menos.

Se manipula mejor a los ignorantes con imágenes que con palabras, de ahí la seducción conservadora de los memes y la batalla por la abducción de los seres humanos hacia la derecha, en un acarreo involuntario pero bien planeado por parte de los hacedores de imágenes, termina por ceder ante quienes mueven los hilos para sumar adeptos pro fascistas, conservadores, etc.

Quienes envían este tipo de mensajes por celular siempre son mensajeros, de tal manera que escondidos en el anonimato, pueden agredir al receptor, al presidente o a cualquiera que se les antoje, impunemente, basta tener su número de móvil, sin saber si el que recibe se siente agredido, simplemente sueltan dibujitos infantiles a diestra y siniestra, menospreciando el nivel intelectual del otro que seguramente ya superó la época de las imágenes de preescolar y pasar a la lectura seria de la realidad.

A los especialistas le lleva años de estudio, actualizaciones, libros y debates entender la realidad a estos politólogos de sofá les basta un meme para saber de qué lado deben estar, por lo que se convierten en discapacitados de la información, víctimas de una manipulación que todavía no advierten.

Por eso la mayoría de la oposición no entiende la razón de su inconformidad, desconocen los orígenes de su disidencia y sólo ladran porque el perro de adelante lo hace.

Ser mensajeo los deslinda de toda responsabilidad, lo que implica que todavía no se les quita el miedo, un temor precisamente infantil de arrojar la piedra y esconder la mano, como expresión de falta de madurez. No saben que para entrar al mundo de la política una de las primeras condiciones en tener y mantener la madurez personal, cumplir compromisos, comprometerse.

Lo que menos existe en este juego infantil de la menoscracia es el compromiso. Lanzar anónimos sea el creador o mensajero de los contenidos por WhatsApp acusa cobardía, pero sobre todo, una manera infantil de participar de manera anónima en la política, en momentos en los que se exige dar la cara, tomar posturas definidas, que es lo que segmentos de la población no saber hacer, porque va con el que le garantice preservar la evasión fiscal, la impunidad en la violación de derechos laborales de sus empleados o subordinados, regateo de derechos laborales, apropiación de espacios públicos en beneficio propio, y toda una serie de delitos contra la comunidad que consideran patrimonio simplemente porque tienen holgura y, sobre, todo tiempo libre.

Porque para enviar mensajes recibirlos y reenviarlos se requiere de tiempo libre y mientras esa clase de disidencia se entretiene en el videojuego de la política por celular, el gobierno trabaja para dejar sin banderas ni críticas la multitud de mensajes que en su mayoría se quedan en el intento.

Los mensajes de la menoscracia están basados en imágenes en más de un 90 por ciento, es decir, quieren convencer o consolidar ideas que no sólo son dispersas sino incongruentes unas con otras y dentro del propio contexto del mensaje mismo.

La serie de memes y mensajes políticos en web carecen de estrategia aunque no por eso surten efecto, es decir la eficacia de cada mensaje es un éxito si se retransmite o se queda ocupan espacio en la memoria del celular.

La reacción social de su causa no motiva a la acción sino al reenvío, convirtiendo todo esfuerzo al respecto en un movimiento estéril, que en realidad no merece más.

La inmadurez y ese regreso a la infancia mueve las fibras de la irresponsabilidad de quienes juegan a los mensajes por el celular y consideran que con los reenvíos ya participaron en política, engrosando las filas del abstencionismo.

Los conservadores en México no tenían necesidad de votar, el resultado en las urnas era favorable a sus intereses, luego de 2018, vieron afectados sus intereses, disminuyeron en parte, sus privilegios, y salieron a las calles pero no por eso son capaces de llegar a las urnas a emitir su voluntad, porque es una práctica que no consideran digna de su linaje.