Sexto Informe de Gobierno

Por Fadlala Akabani Hneide

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El pasado domingo 1 de septiembre, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, comunicó al pueblo y a la nación su Sexto Informe de Gobierno, el último y a tan sólo un mes del cierre de su administración, que contará con la particularidad de haber sido el “sexenio más corto” de todos, al tratarse, formalmente, de un periodo de 5 años y 9 meses. Sin embargo, podríamos recordar que hace seis años, en 2018, con el desprestigió que arrastraba Peña Nieto —último representante del régimen neoliberal— y la arrasadora victoria que López Obrador obtuvo en las urnas, prácticamente comenzó a gobernar al día siguiente de haber ganado la elección federal, aquel lejano e inolvidable 1 de julio de 2018. Desdeese día y hasta el pasado domingo han sucedido episodios inéditos en la vida pública nacional, episodios que habrían sido impensables e improbables de no haber alcanzado la Presidencia un hombre emanado de pueblo, con un profundo amor a éste y a México; un tabasqueño, un macuspano.

El informe, un largo, sustancial, aguerrido y, por momentos, nostálgico mensaje, mantuvo cautiva por más de 2 horas a la Plaza de la Constitución, abarrotada de pueblo organizado y agradecido con un hombre que, a lo largo de su ardua y larga lucha social, nos ha dejado un legado de tenacidad, y, a la vez, de prudencia y de sensatez. Porque siempre se condujo valiente, pero pacífico, tanto en la oposición que lideró, la cual no rompió ni un vidrio para llegar a Palacio Nacional, como en el gobierno que encabezó. Pues el lema “abrazos, no balazos”, malentendido por muchos y tergiversado por sus detractores, no implicó jamás el dejar de combatir al crimen, sino hacerlo con respeto a la vida y la dignidad humana, haciendo prevalecer la inteligencia por encima del sangriento empleo de la fuerza.

Más allá de las cifras y datos que constatan cuantitativamente el avance de México durante el primer sexenio de la Cuarta Transformación, el mensaje del presidente López Obrador adquirió en algunos momentos un carácter filosófico, por ejemplo, respecto a los problemas de adicción que enfrenta la juventud en América del Norte. Pues, entre los países que componen al bloque, México destaca por la preservación de la familia, como la primera institución que debe tener cualquier país que aspire al desarrollo social y económico. Hubo también evocaciones a nuestra raíz prehispánica y a nuestro espíritu latinoamericano que alimentaron el regocijo de una plaza que estaba agradecida y satisfecha; por haber acompañado al Presidente y ser la base social de la 4T. Hubo espacio en el discurso para hacer un reconocimiento a las y los millones de héroes anónimos que volvieron (volvimos) realidad esta inconmensurable e inacabada obra colectiva.

Su mensaje, como él, fue y será trascendente; pues ya ha pasado antes en la historia de la humanidad, los líderes que han derrotado regímenes injustos y liberado a pueblos y naciones han dejado una fórmula para acabar con un yugo lacerante. Así lo ha hecho Andrés Manuel López Obrador en su último Informe de Gobierno: “Sólo el pueblo puede salvar al pueblo, sólo el pueblo organizado puede salvar a la nación”. Asimismo, nos recordó que México es una potencia cultural en el mundo y que éste es el momento definitivo para terminar con complejos, porque reside en cada uno de nosotros un conocimiento ancestral, legado de los primeros mexicanos, valores y conductas como la solidaridad y la fraternidad, el deseo de trabajar en favor de todos y pensando en la historia y la trascendencia personal y colectiva, no solamente en favor de la acumulación de capital.

En un sentido narrativo, el mensaje del Presidente de México puede ser interpretado como el corolario de una etapa que comenzó el 1 de diciembre de 2018, con una ceremonia en esa misma Plaza de la Constitución, el Zócalo de la Ciudad de México; quizás el escenario clave en la trayectoria del político más destacado en la historia de México en el siglo XXI. Que enfrentó la marginación mediática, la persecución política y el desafuero judicial; la guerra sucia en campaña y el fraude electoral, pero logró sobreponerse y vencer a un régimen de corrupción y saqueo, convirtiendo ese mismo lugar, el Zócalo, en el escenario de sus más grandes victorias, la derrota del neoliberalismo en 2018 y la culminación de la primera etapa de la Cuarta Transformación de la vida pública de México.

Desde el compañerismo de una larga lucha compartida en favor de la genuina democratización de México, el Presidente expresó su satisfacción al saber que algunas de las tareas que han quedado inconclusas en el periodo 2018-2024 habrán de ser consolidadas por una mujer extraordinaria, la primera en la historia en acceder a la Presidencia de la República, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo, una mujer preparada académicamente, incansable trabajadora por el bienestar de México y políticamente probada como una defensora de la soberanía de nuestro país.

Aprovecho este espacio para externar mi agradecimiento al presidente de México, López Obrador, por haberme permitido formar parte del movimiento de transformación, por haber confiado en mi palabra y en mi persona, y especialmente por ser una inspiración en la lucha por un México mejor, aquel que es capaz de albergar los anhelos de paz y justicia que convocan a todo nuestro pueblo. ¡Gracias, Presidente!