Por José García Sánchez
X: @Josangasa3
La obsesión del PAN por regatear la mayoría calificada de Morena es sólo un distractor para la opinión pública, Morena y el INE. Está manipulando su atención para desviarla de su verdadero y grave problema que es la falta de militantes.
Tomando en cuenta la copiosa participación ciudadana, seguramente al PAN ya no le alcanza el número de militantes para sostener su registro. Por eso la desesperación de aparecen en todos los países del continente y hacerse notar para distraer a todos de este grave problema que para ellos es fatal.
En estos momentos el PAN seguramente carece de registro, urge una revisión del INE al número de sus militantes, porque no completa el mínimo de militantes para poder conservar su sobrevivencia. Incluso hay estados de la República donde el número de militantes no lanza la cantidad requerida. Incluso hay entidades donde ha perdido el registro, lo cual debe dar a conocerlo el INE cuanto antes, porque se le está otorgando dinero inmerecido a la derecha a través de nuestros impuestos a un grupo de personas que fueron claramente rechazadas en las urnas.
Otro de los grandes distractores del PAN es la visita de sus líderes a Venezuela, a donde acudieron para agarrarse de un clavo caliente para sentirse vivo por lo menos, ante los medios, pero en realidad sólo quien llamar la atención para que nadie pueda darse cuenta de que ya no son un partido real.
La expulsión de Marko y de Mariana Gómez, de Venezuela no es parte de una política de represión sino una manera de impedir que el golpe entre a Venezuela. Su presencia impulsaría el golpe de Estado blando que quien llevar a cabo para desacreditar la participación masiva del pueblo venezolano.
La derecha Iberoamericana comulga con mucha fe en el desdén por la democracia aunque se diga defensora de su práctica; de otra manera no actuaría fuera de los límites lógicos de toda ley nacional y no violentara la autodeterminación de los pueblos ni honrara la no intervención. La derecha ene l mundo se cree impoluta y defensora de valores que no practica, podemos verlo en las estructuras internas de los partidos políticos que la conforman.
La derecha expulsa de sus prácticas las votaciones, la voluntad de la mayoría está excluida de los cambios que determina su cúpula y por eso creyó que un grupúsculo de sus militantes puede transformar el destino de los venezolanos. Es antidemocrática y se erige como pacifista, es golpista y se autodenomina democrática, es violenta y enarbola la bandera de paz, es polarizadora y considera que cohesiona a las sociedades.
Comparte la derecha en América Latina la dependencia con las redes sociales, porque para ellos todos los que ven sus redes son votos a factor, cuando en realidad no es real esta desproporción. En eso se basan para reclamar fraudes electorales y trampas que no existieron. Así tratan de convencer a poblaciones poco informadas.
Si apenas cubría la cuota mínima, con 31 mil militantes de las más reciente elecciones, que fueron las intermedias, donde la votación se reduce considerablemente. Ahora, ante una de las más nutridas de la historia el PAN está muerto.
El pueblo de México está manteniendo en el hospital de lujo a alguien que debería estar en el panteón.
El discurso actual de los panistas tiene que ser radical, agresivo, explosivo, para llamar la atención dirigido a dos interlocutores, el primero la ultraderecha internacional, que puede adoptar al PAN como su hijo; la segunda a un INE que no sabe qué hacer con una postura tan extrema dentro de la muy delimitada forma de actuar de la derecha mexicana, de al que más de un consejero electoral forma parte. Los panistas tienen que ser paroxísticos y estridentes para esconder su debilidad.