Por Fadlala Akabani Hneide*
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El mexshoring ya es una realidad en la que diversos organismos internacionales, instituciones financieras y asociaciones empresariales coinciden en que podría durar por lo que resta de esta década. Aprovechar al máximo esta oportunidad construida por el gobierno de México significa generar desarrollo económico sostenible con bienestar en todo el territorio nacional.
Las nuevas inversiones productivas que llegan a México piden ampliar y modernizar las capacidades en infraestructura de transporte, energía, agua, seguridad, aduanas, telecomunicaciones y parques industriales.
De esta manera, las empresas globales encuentran condiciones atractivas y favorables para operar en el país, al mismo tiempo que la población obtiene más y mejores servicios públicos.
Por ello, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha planeado y ejecutado obras estratégicas de infraestructura para detonar el desarrollo y atraer inversiones en regiones históricamente marginadas.
Por ejemplo, se han realizado más de 500 obras de ampliación y modernización de autopistas, carreteras, caminos, puentes y túneles que suman 8 mil km, con una inversión equivalente a 1.3% del PIB. Por otra parte, la red ferroviaria de México, operada solamente por dos empresas hasta la construcción del Tren Maya y el Tren Interoceánico, es infraestructura de transporte sostenible y de gran capacidad para sectores como el automotriz, manufacturero, minero y de alimentos.
Con una extensión de 23,389 km de vías férreas que conectan la frontera norte con el centro y sur del país, así como con los puertos en las costas del Pacífico y el Atlántico, los trenes en México están recuperando su relevancia como medio de transporte de carga, pero, sobre todo, de pasajeros.
Asimismo, la infraestructura portuaria marítima y aérea permite exportar e importar materias primas y productos terminados de manera eficiente. En 2023 se destinaron 2,396 millones de pesos para la expansión y modernización de 11 puertos, incluidos Veracruz, Altamira, Manzanillo, Lázaro Cárdenas, Coatzacoalcos y Salina Cruz, con la construcción de rompeolas, labores de dragado para las áreas de navegación, rellenos para las terminales y muelles para el manejo de contenedores.
De hecho, los dos puertos más grandes en el Pacífico mexicano son ahora reconocidos como pieza clave de las cadenas de suministro en Norteamérica, ya que han desahogado la saturación de puertos en la costa oeste de EU.
Por su parte, la saturación de aeropuertos, como el AICM, Guadalajara y Monterrey, ha generado la necesidad de modernizar y expandir las instalaciones existentes, así como de construir nuevas para satisfacer una mayor demanda de pasajeros y carga, como son el AIFA, que ya es el primero a nivel nacional en manejo de carga aérea, y el de Tulum.
Ahora bien, los parques industriales son una pieza crítica de infraestructura para la relocalización. La ONUDI los reconoce como un motor del desarrollo económico porque aceleran el proceso de industrialización, generan empleos, atraen inversión, encadenan Pymes, dinamizan el comercio exterior y contribuyen al ordenamiento territorial.
De acuerdo con la AMPIP, en México hay, al menos, 460 parques industriales en operación, 50 en construcción y las perspectivas de su crecimiento son prometedoras ante la creciente demanda de naves industriales para actividades de manufactura y logística. Los parques industriales, a su vez, requieren otra infraestructura de carácter esencial, como energía, agua y telecomunicaciones.