Un diagnóstico de la economía mexicana para este año muestra un panorama mixto, con señales positivas en el comercio internacional y un debilitamiento de las finanzas públicas
Después de una abrupta caída, la economía de México se levanta a paso lento y moderado debido al impulso de su país vecino y principal socio comercial, Estados Unidos. Faltan, por lo menos, tres millones de empleos por recuperar. La inflación va en aumento. Los ingresos y las finanzas públicas se debilitan. Mientras tanto, los dólares enviados por familias en el extranjero siguen rompiendo récords y la manufactura ha traído un importante flujo de recursos, aunque no a todo el país por igual.
“¿Cómo se encuentra México? Pues, respirando, gracias al oxígeno que nos está inyectando Estados Unidos”, dice Sofía Ramírez, economista y directora de México ¿Cómo Vamos? (MCV), un centro de investigación sin fines de lucro. Ante la falta de transferencias directas del Gobierno a quienes perdieron sus empleos por los confinamientos obligados en lo que va de la pandemia, han sido los programas de estímulo económico de EE UU los que han puesto, directa o indirectamente, recursos en los bolsillos de algunos mexicanos. “Creo que estamos en un momento de mejoría relativa, comparado con como estaba hace un par de meses”, opina Ramírez.
En su más reciente informe, el Banco de México mejoró las perspectivas de crecimiento a un incremento del 4,8% en el producto interno bruto (PIB) esperado este año, por encima del 3,3% estimado anteriormente. Los pronósticos mejoraron, dijo la institución, porque la recuperación a finales de 2020 fue mayor de lo previsto y porque se espera un impulso más fuerte en la economía estadounidense. Esta semana, el Congreso de ese país aprobó un histórico paquete de 1,9 billones de dólares en gasto federal para ayudar a las familias más vulnerables, así como para impulsar a la industria.
Los mexicanos no podrán retomar las riendas de su producción por completo hasta que se vacunen entre 70 y 80 millones de personas, aseguró el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, el miércoles. “La vacuna será lo mejor para la salud, pero también para la actividad económica”, dijo en un evento oficial. Hasta ahora, México ha vacunado a 3,4 millones de habitantes.
Bienvenida las remesas
Han sido las remesas, los envíos de familiares de origen mexicano primordialmente en EE UU, las que han ofrecido a millones de mexicanos un ingreso para sobrellevar esta crisis económica — la más dura desde la Gran Depresión en los años 30. A pesar de los confinamientos intermitentes en el país vecino, las remesas alcanzaron 3.298 millones de dólares en enero, un crecimiento de 26% en comparación con el mismo mes el año pasado.
Por su parte, quienes dependen de la manufactura han recuperado sus ingresos, derivados en gran parte del consumo en EE UU y Canadá. Muchas fábricas y ensambladoras de autos en México forman parte de las cadenas de suministro globales que explotan a ambos países, cuyo libre comercio con México está delineado en el T-MEC, el tratado acordado hace dos años. Datos recientes del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), muestra que, para noviembre, la actividad manufacturera en 17 Estados de la República superó los niveles del año anterior, mientras que en 15 Estados la actividad cayó. La manufactura aporta una quinta parte del PIB al país.
“Solo el año pasado se perdieron 3,25 millones de empleos en saldo neto”, apunta Ramírez. En el periodo más crítico del confinamiento en 2020 –entre mayo y julio– hubo una pérdida de 12 millones de empleos. “La recuperación ha sido lenta, no ha sido homogénea y, por supuesto, el sector informal es el más afectado”, dice la especialista. De acuerdo con un análisis de su organización, casi cinco millones de personas cayeron en una situación de pobreza, entre finales de 2019 y 2020.
Sube la inflación
Además, haciendo aún más difícil la situación de las familias, el costo de los bienes va en aumento. En su más reciente reporte de pronósticos para el país publicado el miércoles, Bank of America dijo que espera que la inflación se acerque al 5% en abril, por encima del rango objetivo del Banco de México de 3% más o menos un punto porcentual. MCV, por su parte, calculó que en el último trimestre de 2020, casi el 50% de la población rural y 38% de la población en ciudades no tuvo el suficiente ingreso para comprar la canasta alimentaria básica, una medida que incluye 30 alimentos necesarios para que una persona cubra sus necesidades de energía básicas.
El sistema financiero también ha resentido el descalabro que ha sido la pandemia. De acuerdo con un análisis de Franklin Templeton, un fondo de inversión internacional, México ha perdido 350.000 millones de pesos (17.000 millones de dólares) de capital extranjero desde que inició la pandemia, 56.000 millones de pesos (2.700 millones de dólares) de estos se han perdido en lo que va del año.
La salida de capitales no solo es derivada de la caída en la actividad en el país, también son resultado de propuestas del Gobierno federal o el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador. A finales de 2021, una iniciativa enviada por el Ejecutivo al Congreso, que prohíbe la subcontratación o el outsourcing, fue criticada por analistas y empresarios, ya que busca criminalizar con cárcel el uso de estas prácticas. La iniciativa aún no se ha votado en el Congreso mexicano.
Además, el presidente ha intentado, por diferentes vías, limitar la participación de empresas privadas en el sector energético para garantizar el monopolio de las empresas del Estado –Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad– dando un revés a una reforma constitucional elaborada en la Administración anterior y que abrió el sector por primera vez en más de 70 años. Su más reciente iniciativa, una reforma a la Ley de la Industria Eléctrica, fue aprobada en el Congreso, pero fue suspendida en una corte el jueves.
“Es muy importante el clima de confianza que un Gobierno debiera o pudiera darle a inversionistas”, asegura Ramírez. “Tenemos un problema con la inversión que ha venido registrando caídas desde principios de 2019”. La inversión fija bruta, de la cual depende, en gran medida, el crecimiento económico, acumuló 23 meses consecutivos con tasas anuales negativas. La inversión en construcción es la más afectada.
Inversión en caída libre
El gasto del Gobierno no ha compensado la falta de confianza en el sector privado. En enero de este año, la Administración gastó 25% menos en infraestructura que en el mismo mes el año pasado. De acuerdo con un análisis de la firma mexicana Soluciones Financieras Gamma, el Gobierno federal está gastando más en pagar los intereses de su deuda que en nueva infraestructura para el país.
“Que caiga la inversión privada obviamente tiene que ver con la confianza, pero que caiga la inversión pública más bien parece que es una determinación gerencial”, dice Ramírez, “esta administración tiene el concepto que un Gobierno que gaste menos es un Gobierno menos corrupto, cuando claramente no hay ninguna correlación”. La experta asegura que, mientras países en América Latina hicieron esfuerzos muy grandes por apoyar con transferencias directas a las pequeñas y medianas empresas durante la pandemia, los programas de préstamos del Gobierno mexicano solo alcanzaron al 12% de las empresas que necesitaban apoyo.
Las finanzas del Gobierno han sufrido también, y la perspectiva en un futuro próximo pudiera ser dolorosa. Los ingresos tributarios cayeron un 12% en enero, la caída más profunda desde 1993, de acuerdo con la firma de análisis estadounidense Eurasia Group. “Es una señal ominosa para el presidente Andrés Manuel López Obrador, ya que la Administración ha agotado la mayoría de sus reservas fiscales,” apuntó la empresa en un reporte publicado esta semana. “A pesar de la renuencia del presidente a aumentar los impuestos, el entorno desafiante lo obligará a aprobar algún tipo de reforma durante la segunda mitad del año, centrada en los impuestos corporativos y patrimoniales”.
El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, también ha dejado entrever cambios tributarios y una subida de impuestos para la segunda parte del año, después de las elecciones del 6 de junio. Un giro que contrasta con el discurso de López Obrador, pero que indica que en el Gobierno planea tomar medidas ante la situación. “La profundidad de los cambios dependerá de la percepción que tenga López Obrador de los desafíos fiscales que se avecinan; una mejor perspectiva de crecimiento y un aumento de los precios del petróleo probablemente darían lugar a una reforma fragmentada limitada, por lo que persistirían las dificultades”, apunta Eurasia.