7 días en campaña: Cuando los jueces pidieron tu voto por primera vez

Por Aldo San Pedro

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A siete días del inicio formal de las campañas, se ha activado un mecanismo inédito en la historia democrática de nuestro país: la ciudadanía mexicana fue llamada por primera vez a elegir directamente a quienes juzgarán sus causas. Desde conflictos laborales hasta amparos por negligencia institucional, el rostro de la justicia podría ser determinado por la misma ciudadanía que ha sufrido la lentitud, la opacidad y la distancia del Poder Judicial.

En este proceso extraordinario, definido en su origen por una iniciativa legislativa que recibió impulso desde el Ejecutivo Federal y obtuvo respaldo mayoritario en el Congreso, la ingeniería institucional ha sido puesta a prueba. Lo que nació como una reforma estructural en la relación entre poderes, hoy toma cuerpo en miles de boletas y rostros ciudadanos que recorrerán sus distritos hasta el 28 de mayo. El Instituto Nacional Electoral, a través de una regulación precisa, ha establecido condiciones de equidad, transparencia y límites financieros muy concretos para esta elección judicial. No hay partidos, ni financiamiento público, ni prerrogativas de campaña. Hay topes, fiscalización electrónica y un monitoreo estricto. El sistema, como un gran engranaje, comenzó a andar y ahora necesita que la sociedad decida qué hacer con su poder.

Esta elección no es cualquier elección. De manera simultánea, el próximo 1 de junio se votarán 881 cargos federales dentro del Poder Judicial: desde juezas y jueces de distrito hasta magistradas, magistrados y ministras o ministros de la Suprema Corte. En al menos 19 entidades federativas, además, se sumarán boletas locales, lo cual implica que cada persona electora podría recibir hasta nueve papeletas distintas, diferenciadas por colores y especialidades. Se trata de una operación logística que supera por mucho a cualquier ensayo previo en materia electoral, y que exige un alto grado de información por parte del electorado para no caer en errores, omisiones o nulidades.

 

Desde la publicación de la convocatoria el 10 de enero y hasta la jornada del 1 de junio, el calendario ha estado diseñado con precisión milimétrica. El registro de candidaturas concluyó el 15 de febrero, las campañas comenzaron el 30 de marzo y la veda iniciará el 29 de mayo. Los resultados oficiales, por normativa, se conocerán a más tardar el 15 de junio, sin PREP ni encuestas de salida. En este sistema, el cómputo distrital será el único mecanismo válido para determinar quiénes tomarán protesta el 1 de agosto. Se vive, así, una etapa de rediseño institucional que podría marcar el estándar futuro de cómo se organiza el acceso al poder dentro del sistema judicial mexicano.

 

En este nuevo modelo, cada candidatura actúa por cuenta propia. No existen coaliciones, ni bloques ideológicos, ni respaldo de estructura partidaria. El diseño normativo prevé que puedan establecerse redes éticas de colaboración, pero sin pactos de cofinanciamiento, sin estrategias comunes de propaganda y bajo el escrutinio del INE. Las personas candidatas pueden visitar mercados, tocar puertas, hacer recorridos barriales y subir videos a redes sociales, siempre que cumplan con los lineamientos y no violen las reglas de fiscalización. La creatividad, el profesionalismo y el compromiso real con la justicia se han convertido en los únicos diferenciadores posibles.

Financieramente, la ecuación es simple y estricta: hasta 220 mil pesos para una candidatura a jueza o juez de distrito, y hasta 1.4 millones para quienes aspiren a la Suprema Corte. Ningún peso adicional puede venir de terceros, y los pagos en efectivo están restringidos a montos muy bajos. Cada gasto debe ser reportado en un sistema electrónico (MEFIC), lo que no solo permite el seguimiento en tiempo real, sino que también garantiza que ninguna candidatura se beneficie de forma injusta. Bajo esta lógica de ingeniería política, se ha construido un ecosistema que privilegia la austeridad y el profesionalismo sobre la mercadotecnia.

Sin embargo, la ciudadanía aún se encuentra lejos del proceso. Según las primeras estimaciones, solo una de cada cinco personas conoce a alguna candidatura en su distrito. La mayoría, cuando se le pregunta, dice que no entiende cómo se votará, ni qué implicaciones tiene hacerlo. Frente a esta desinformación, se han habilitado plataformas como “Conóceme”, donde las personas pueden consultar los perfiles, propuestas y trayectorias de quienes aspiran a estos cargos. Aun así, la apatía y la desconfianza continúan siendo las principales barreras. El reto es titánico: lograr que una elección sin propaganda masiva ni cobertura mediática domine la conversación pública en apenas dos meses.

 

El 1 de junio, las casillas donde votarás serán organizadas por el INE y no habrá representantes de partidos políticos. Ese día recibirás varias boletas —entre seis y nueve—, cada una con un color distinto según el tipo de cargo (como jueces o magistrados). Para votar, necesitarás llevar tu credencial para votar vigente y escribir en cada boleta el número de la persona candidata que elijas, según la lista oficial. Como habrá menos casillas que en otras elecciones —84 mil en total, frente a las 172 mil que hubo en 2024—, es posible que te quede más lejos tu lugar de votación, especialmente si vives en una zona con mucha gente o de difícil acceso. Por eso, es vital consultar la ubicación desde el 15 de mayo en el portal oficial del INE o vía telefónica.

 

En estos primeros siete días de campaña, la ciudadanía ha comenzado a observar un fenómeno inédito: candidatas y candidatos al Poder Judicial presentando propuestas, pidiendo apoyo, compartiendo su visión de justicia y caminando por los territorios. Algunas personas lo ven con escepticismo; otras, con esperanza. Lo cierto es que este proceso ha iniciado con claridad, reglas y voluntad institucional. Lo que falta es que nos apropiemos de él. La justicia siempre ha sido lejana, burocrática e impersonal. Esta elección podría ser el primer paso para que deje de serlo.

Una de las virtudes de este ejercicio es que más del 80% de quienes compiten tienen experiencia previa en el Poder Judicial. Esto representa una oportunidad valiosa: personas que ya conocen el sistema desde adentro podrían transformarlo desde la legitimidad que da el voto popular. Pero también es un llamado de alerta: si no participamos, si no evaluamos, si no exigimos perfiles íntegros y cercanos, podríamos perpetuar los mismos vicios de siempre. La decisión está en nuestras manos, no en las cúpulas.

Participar en esta elección es tu oportunidad real para incidir directamente en cómo se imparte justicia en México. Las decisiones que tomes en la urna definirán la calidad y cercanía del Poder Judicial durante los próximos años. Infórmate, evalúa bien a quienes aspiran a estos cargos y recuerda que tu voto es clave para construir instituciones judiciales más transparentes y confiables. Al final, quienes hoy elijas podrían decidir sobre tu futuro en algún momento, así que vale la pena participar activamente y hacer que tu voz cuente.

 

 

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