De acuerdo con datos recientes proporcionados por las autoridades de Estados Unidos, cerca del 70 por ciento de las armas confiscadas al crimen organizado en México entre 2018 y 2023 tienen su origen en el país vecino del norte.
Este alarmante porcentaje corresponde a 91 mil 896 de las 136 mil 894 armas cuyo rastro fue seguido mediante el sistema eTrace, operado por la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés).
EL ORIGEN DEL ARMAMENTO
El restante 30 por ciento de las armas confiscadas proviene de fabricantes no estadounidenses o de lugares que no han podido ser identificados. Según la ATF, 22 mil 126 armas fueron clasificadas como de manufactura extranjera, pero su trayecto hacia México sigue siendo incierto.
Estas armas podrían haber sido importadas a Estados Unidos y posteriormente traficadas a México o trianguladas a través de un tercer país antes de ingresar de manera ilegal al territorio mexicano.
HERRAMIENTAS PARA RASTREO
eTrace es la principal herramienta con la que cuentan las autoridades estadounidenses para rastrear el origen de las armas involucradas en actividades criminales. Este sistema permite determinar si las armas fueron fabricadas, importadas o vendidas legalmente en Estados Unidos antes de cruzar la frontera.
Sin embargo, su alcance está limitado por la falta de información sobre el comercio de armas en otros países y las complejas redes de tráfico internacional.
UN MERCADO DIVERSIFICADO
Las armas contrabandeadas incluyen pistolas, rifles, ametralladoras, silenciadores y lanza gases, entre otros. La diversidad del armamento y su procedencia subrayan la complejidad del problema.
Las armas clasificadas como de origen desconocido podrían haberse movido a través de múltiples países antes de llegar a manos del crimen organizado en México.
IMPLICACIONES PARA MÉXICO Y ESTADOS UNIDOS
Este flujo constante de armamento desde Estados Unidos hacia México refuerza las capacidades del crimen organizado y contribuye a la violencia que afecta al país. Mientras tanto, las autoridades mexicanas dependen de la colaboración con agencias como la ATF para rastrear y combatir este fenómeno.
El tráfico de armas ilustra la interconexión de los mercados ilegales y plantea retos significativos para ambos países en términos de seguridad, regulación de armas y cooperación bilateral.
Resolver esta problemática requiere no solo reforzar los controles en las fronteras, sino también abordar las causas estructurales que alimentan el comercio y uso de armas por parte de grupos delictivos.