4T va por dos plantas coquizadoras en Hidalgo y Oaxaca

El presidente López Obrador dio a conocer que en paralelo a la rehabilitación de las seis refinerías, la compra de otra más en Deer Park y la construcción de Dos Bocas, tiene el objetivo de concluir en 2024 dos plantas coquizadoras en Tula, Hidalgo y en Salina Cruz, Oaxaca, con lo que se pretende dejar de importar gasolina el próximo año.

El Presidente declaró que al llegar a la Presidencia, la producción de las seis refinerías que tenía entonces Petróleos Mexicanos (Pemex) tenían una producción del 38 por ciento de su capacidad, misma que se ha podido levantar al 65 por ciento, con una inversión de 12 mil millones de pesos al año,

Por otra parte, detalló que Deer Park tuvo un costo de 600 millones de dólares, cifra que se pudo pagar a los seis meses de la operación y a día de hoy tiene una utilidad de 500 millones de dólares.

HAY MUCHAS COSAS QUE DESCONOCE EL PUEBLO DE MÉXICO SOBRE PEMEX - Observatorio Ciudadano de la Energía A.C.

En el sexenio de Carlos Salinas, Pemex compró el 49 por ciento de la refinería y el 51 por ciento lo tenía Shell, que era la compañía que definía a donde se iban las ganancias, por lo que petrolera nacional nunca tuvo utilidades, debido a esto se decidió adquirirla

AMLO informó que en las coquizadoras se va a invertir seis mil millones de dólares, con lo cual se va a poder procesar el combustóleo y convertirlo en gasolina con el objetivo de contaminar menos. Señaló que aún se podrá inaugurar la operación de Tula y la obra civil en Salina Cruz, que podría inaugurarse a finales de 2024 y con ello ya ser autosuficientes en gasolina.

 

PLANTA COQUIZADORA  

Una planta coquizadora es la encargada de recibir los residuos que quedan después de refinar petróleo crudo que se conocen como combustóleo. La planta lo que hace es refinarlo para convertirlo en más gasolina y diésel. En otras palabras, aprovecharlo aún más.

El residuo es la carga que va a la planta de coquización retardada, donde el producto se calienta por arriba de los 482° C en un horno, y posteriormente fluye hacia unos tambores de coque donde, bajo condiciones apropiadas de presión y temperatura, se craquea térmicamente, de acuerdo con la Gaceta del Instituto Mexicano del Petróleo (IMP).